Campamento Liberty –el hogar de más de 3.000 disidentes iraníes- ha sido impactado por un ataque de misiles en medio de la farsa de elecciones en Irán.
El ataque al campamento cerca al aeropuerto de Bagdad llega cuatro meses después de un ataque similar por misiles el 9 de febrero, y también tras repetidas advertencias por parte de organismos internacionales respecto a otro posible ataque.
Reportes desde el campamento indican que este último ataque ha causado múltiples víctimas. Hasta ahora, dos residentes han resultado muertos y otros cuarenta, heridos.
Cuarenta misiles (cohetes de 107 milímetros) fueron disparados hacia Liberty a las 13:15 hora local.
Residentes y opositores al régimen iraní han hecho continuos llamados desde febrero a las Naciones Unidas y a los gobiernos de los Estados Unidos y de Irak para aumentar la seguridad en el campamento. Todos estos llamados han pedido que cascos y chalecos protectores puedan ser transferidos desde el Campamento Ashraf pero el gobierno de Irak no lo ha permitido.
El Sr. Javad Naghashan y el antiguo prisionero Político Sra. Kolthoum Serahati, miembros de la Organización de Mojahedines del Pueblo de Irán (PMOI) han perdido sus vidas como resultado del ataque de hoy.
Este es el tercer ataque de misiles hacia el Campamento Liberty desde el 9 de febrero de 2013.
Los miembros del PMOI Asghar Sharifi y Ahmad Sadag han resultado gravemente heridos.
Youtube Video: http://www.youtube.com/v/UT2D3xSneeU
La vocera de Naciones Unidas Eliana Nabaa dijo a la AFP: “Puedo confirmar que hubo un ataque mortal”. Informó: “No tenemos cifras pero si, hay muertos y heridos”.
Ninguno de los agentes del enviado de Naciones Unidas Martin Kobler en Irak vino a la escena. Su ausencia en el momento en que tienen que estar presentes es muy sospechosa y cuestionable.
En días previos, estos agentes pasaron horas deambulando por el campamento y tomando fotos y videos de todas las áreas de manera rutinaria.
Youtube Video: http://www.youtube.com/v/ztc0-mvuq9w
Tras el ataque de misiles del 9 de Febrero, los residentes del campamento hicieron llamados más de cien veces al gobierno de Irak, a las Naciones Unidas y al gobierno de los Estados Unidos para ser provistos de un mínimo de seguridad, como el regreso de las T-walls, y la transferencia de sus cascos y chalecos protectores, llamados todos rechazados por el gobierno de Irak.
