Friday, October 11, 2024
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La masacre de 1988 en Irán

La masacre de 1988 en Irán

CNRI – En el verano de 1988 el régimen iraní ejecutó de manera sumaria y extrajudicial decenas de miles de prisioneros políticos encarcelados en todo el país. La masacre se llevó a cabo tras una fatwa del entonces Líder Supremo del régimen Ruhollah Jomeini.

Los hechos:

• Más de 30.000 prisioneros políticos fueron masacrados en Irán en el verano de 1988

• La masacre se llevó a cabo tras una fatwa de Jomeini

• La vasta mayoría de las víctimas eran activistas del grupo de oposición OMPI (PMOI/MEK)

• Un Comité de la Muerte aprobó todas las sentencias a muerte

• Mostafa Pour-Mohammadi, miembro del Comité de la Muerte, es hoy el Ministro de Justicia de Hasán Rouhani

• Los perpetradores de la masacre de 1988 nunca han sido llevados ante la justicia

• El 9 de agosto de 2016 una grabación fue publicada por primera vez en la que el entonces sucesor designado de Jomeini reconocía que la masacre se había llevado a cabo y que había sido ordenada por los más altos mandos del régimen.

La cinta Montazeri

El 9 de agosto de 2016, familiares de Hossein-Ali Montazeri, el antiguo heredero de Jomeini, publicaron una impactante grabación en la que se puede escuchar a Montazeri diciéndole a una reunión de miembros del “Comité de la Muerte” hace 28 años (15 de agosto de 1988) que están llevando a cabo un crimen contra la humanidad. La cinta de Montazeri reveló nuevas informaciones sobre el alcance y la amplitud de la masacre de prisioneros políticos en ese momento. Ha provocado conmociones en Irán y, en particular, entre los funcionarios del régimen que durante más de dos décadas han intentado imponer un silencio absoluto sobre la masacre.

La grabación también mostró que los líderes del régimen iraní que ocuparon posiciones de poder desde el comienzo del establecimiento del régimen deben enfrentar la justicia por haber cometido uno de los crímenes más horrendos contra la humanidad.

En la cinta de audio, Hossein-Ali Montazeri -quien posteriormente fue despojado de su condición de heredero por Jomeini- le dice a los miembros de la “Comisión de la muerte”, Hossein-Ali Nayyeri, el juez de Sharia del régimen, Morteza Eshraqi, fiscal, Ebrahim Raeesi, fiscal adjunto, y Mostafa Pourmohammadi, representante del Ministerio de Inteligencia y Seguridad (MOIS), “el mayor crimen cometido durante la República Islámica, por el que la historia nos condenará, ha sido cometido por ustedes”. Sus (nombres) serán recordados en el futuro como criminales en los anales de la historia”. Y añade:” Ejecutar a estas personas mientras no haya habido nuevas acciones (de parte de los prisioneros) significa que todo el sistema judicial ha fallado”

La Sra. Maryam Rajavi, Presidenta-electa de la Resistencia iraní, describió la grabación de audio como un documento histórico. Dijo que la grabación atestiguaba de la manera más fuerte posible tanto la negativa a rendirse de los presos políticos de los Muyahidines del Pueblo (PMOI/MEK) como su admirable lealtad y perseverancia en su compromiso con el pueblo iraní. La grabación es también evidencia irrefutable de que los líderes del régimen de los mulás son responsables de crímenes de lesa humanidad y de genocidio sin precedentes, dijo la Sra. Rajavi.

Existen fuertes indicios de que la fatwa de Jomeini, que llevó a la masacre de unos 30.000 presos políticos en Irán, se emitió el 26 de julio de 1988.

El régimen iraní nunca ha reconocido estas ejecuciones ni ha proporcionado información sobre cuántos prisioneros fueron asesinados. La mayoría de los ejecutados cumplían penas de prisión por sus actividades políticas o ya habían terminado sus condenas, pero aún se los mantenía en prisión. Algunos de ellos habían sido encarcelados y liberados anteriormente, pero nuevamente fueron arrestados y ejecutados durante la masacre.

La ola de asesinatos de presos políticos comenzó a fines de julio y continuó sin interrupción durante varios meses.

Cuando terminó en el otoño de 1988, unos 30,000 prisioneros políticos, la abrumadora mayoría de ellos activistas de la Organización de Muyahidines del Pueblo de Irán (PMOI o MEK), habían sido asesinados.

Lugar en el que se encuentra una de las fosas comunes de las víctimas de la masacre de prisioneros políticos de 1988 en Irán

Las ejecuciones masivas de prisioneros en 1988 comienzan con el decreto de muerte de Khomeini

En las fases finales de la guerra Irán-Iraq, Jomeini -que sentía que la derrota era inminente- decidió vengarse de los prisioneros políticos. Emitió fatwas (decretos religiosos) ordenando la ejecución de cualquiera que no se hubiera “arrepentido” y que no estuviera dispuesto a colaborar completamente con el régimen.

Comenzaron las matanzas y cientos de prisioneros políticos fueron ahorcados y sus cadáveres fueron enterrados apresuradamente en fosas comunes en las principales ciudades, en particular en Teherán.
Jomeini decretó: “Quien en cualquier etapa siga perteneciendo al Monafeqin (el término despectivo del régimen para describir a la OMPI/ MEK) debe ser ejecutado. Aniquilad a los enemigos del Islam inmediatamente”. Continuó agregando: “… Aquellos que están en cárceles en todo el país y permanecen firmes en su apoyo al MEK / PMOI están librando una guerra contra Dios y están condenados a la ejecución (…) es ingenuo mostrar misericordia a aquellos que hacen la guerra a Dios”.

“Decreto de muerte” de Jomeini ordenando las ejecuciones masivas de prisioneros políticos en Irán en 1988

“Comité de la muerte” de la masacre de prisioneros políticos de 1988

Jomeini designó una “Comisión de Amnistía” para las prisiones. En realidad, era un “Comité de la Muerte” compuesto por tres miembros: un representante del Ministerio de Inteligencia, un juez religioso y un fiscal. La decisión final recaía en el funcionario del Ministerio de Inteligencia. Estos comités celebraban un juicio durante unos minutos que se parecía más de una sesión de interrogación. Las preguntas se centraban en si el recluso seguía teniendo lealtad hacia la OMPI (PMOI/MEK). Los prisioneros de la OMPI constituían más del 90 por ciento de los llevados ante la “Comisión de la Muerte”. Si el prisionero no estaba dispuesto a colaborar totalmente con el régimen contra la OMPI, se consideraba como signo de simpatía hacia la organización y la sentencia era de ejecución inmediata. La tarea de la “Comisión de la Muerte” era determinar si un prisionero era un supuesto “Enemigo de Dios” o no. En el caso de los prisioneros muyahidines, esa determinación a menudo se hacía después de una sola pregunta sobre su afiliación partidaria. Los que decían “muyahidín” en lugar del término peyorativo “monafeqin” eran enviados a la horca.

Miembros del “Comité de la Muerte”

Heredero de Jomeini protesta la ola de ejecuciones de prisioneros en masacre de 1988

La prisa por ejecutar era tan aborrecible que algunos de los confidentes más cercanos de Jomeini, notablemente, Hossein Ali Montazeri, su heredero designado, tenían dudas al respecto y se lo reprochaban. En cartas a Jomeini, Montazeri instó a cierta indulgencia y desaceleración. Pero Jomeini ordenó que no debería haber piedad para nadie, ni para los adolescentes. Dijo que las mujeres embarazadas no deberían ser perdonadas o tener la oportunidad de dar a luz a sus hijos y deberían ser ejecutadas inmediatamente.

En diciembre de 2000, Montazeri publicó sus memorias. El libro reveló documentos impactantes sobre las atrocidades cometidas por el régimen clerical, ninguno tan horrendo como la masacre de 30,000 prisioneros políticos en 1988 por orden de Jomeini.

El libro de Montazeri no fue el primer documento que informó al mundo de esta masacre. Las noticias sobre esta carnicería ya habían comenzado a filtrarse a través de la cortina de hierro de la censura impuesta por los mulás que pretendían asegurar un apagón total sobre sus crímenes.

Texto de la carta de Montazeri a Jomeini fechada el 31 de julio de 1988 advirtiendo que la ejecución masiva de Muyahidines solo les quitaría legitimidad y apoyo popular

Jomeini exige fidelidad total a los mandos del régimen

Todos los funcionarios del régimen en ese momento tenían que apoyar totalmente la masacre o serían despedidos o depuestos. El ayatolá Montazeri, que protestó por la masacre, cayó en desgracia y fue despedido por Jomeini en marzo de 1989. Las memorias de Montazeri en diciembre de 2000 y sus sorprendentes revelaciones pusieron al descubierto la horrenda escala de la masacre. Lo que dio peso a las revelaciones es que fueron hechas por un hombre que era en el momento de las ejecuciones el sucesor oficialmente designado por Jomeini y la segunda autoridad más alta en Irán. Sin embargo, cuando se trataba de masacrar prisioneros políticos, Jomeini no mostraba piedad ante la menor inconformidad ni siquiera por parte de Montazeri.

Papel de Hasán Rouhani en la masacre de prisioneros políticos de 1988

Hasán Rouhani era comandante en jefe adjunto de las fuerzas armadas del régimen en ese momento. Además, desde 1982 fue miembro del Consejo de Defensa Supremo del régimen y miembro del Consejo Central de la Sede Logística de Guerra.

En esas posiciones, era plenamente consciente de este horrible crimen y, obviamente, estaba plenamente de acuerdo. Esto muestra que la idea de que Rouhani es un “moderado” y tiene una “mentalidad reformista” es absolutamente absurda y sin fundamento. En realidad él, como todos los demás altos funcionarios del régimen, es culpable de este horrendo crimen.

Reconocimiento internacional

Ha habido poca atención internacional a este crimen contra la humanidad. En el 2008, veinte años después de la masacre, Amnistía Internacional “renovó su llamado a que los responsables de la ‘masacre carcelaria’ rindan cuentas. No debe haber impunidad por violaciones tan graves de los derechos humanos, independientemente de cuándo se cometieron”. Amnistía añadió: “Los responsables de los homicidios, uno de los peores abusos cometidos en Irán, deben ser enjuiciados y juzgados ante un tribunal regular y legalmente constituido y con todas las garantías procesales necesarias, de conformidad con las normativa internacionales sobre juicios justos”.

Aún no ha habido justicia

La masacre de 1988 sigue siendo una de las manchas más oscuras en la historia reciente de la humanidad, y una de las menos expuestas y discutidas. Algunos expertos en derechos humanos la han descrito como el mayor crimen contra la humanidad en el siglo XX post Segunda Guerra Mundial que ha quedado impune.

Es triste destacar que de todas sus violaciones a los derechos humanos, el régimen iraní ha tenido más éxito en ocultar a la comunidad internacional e incluso a muchos iraníes esta masacre de 1988.

Por ahora, prácticamente todo el mundo conoce el reino del terror que siguió inmediatamente a la Revolución islámica, la campaña de asesinatos del gobierno iraní en el extranjero y los “asesinatos en cadena” que sufrieron intelectuales y activistas de la oposición a fines de la década de 1990. Trágicamente, sin embargo, hay muy poca conciencia pública sobre las ejecuciones de 1988.

No solo no se ha enjuiciado a los criminales que orquestaron y llevaron a cabo esos horripilantes asesinatos de ese verano, sino que el régimen sigue negando que hayan ocurrido.

El régimen iraní continúa negando la eliminación en 1988 de los prisioneros de la oposición. Ninguno de los perpetradores o autores intelectuales han comparecido ante la justicia y ninguno de los altos funcionarios del régimen, incluido el actual líder supremo, Ali Jamenei, ha sido responsabilizado.

El silencio omnipresente de los últimos 28 años debe romperse. La ONU debe iniciar una investigación independiente sobre uno de los más horrendos crímenes de lesa humanidad después de la Segunda Guerra Mundial.