El régimen iraní celebrará sus undécimas elecciones parlamentarias el próximo 21 de febrero. Envuelto en una crisis y con una inestable situación interna e internacional inestable, el régimen celebra las elecciones mientras se enfoca en evitar su caída.
En las elecciones anteriores, el régimen usó palabras como “Línea dura” y “Reformista” que fueron creadas y aplicadas durante tres décadas.
La llamada maniobra “reformista vs línea dura” data de 1989 cuando, después de la muerte del fundador del régimen, Ruhollah Jomeini, las autoridades la crearon para uso en sus relaciones internacionales con la idea de prolongar la vida del régimen. La noción de tener a alguien o un partido dentro del régimen que pudiera devolver a Irán a un sitio entre las naciones civilizadas y que le haría un socio aceptable para la comunidad internacional, en particular los gobiernos occidentales, a través de abrir un diálogo con esos gobiernos, fue muy respaldada en ambos lados del Atlántico. Estaba en línea con los intereses políticos a corto plazo de los gobiernos occidentales.
Este enfoque condujo a la vergonzosa política de apaciguamiento y resultó en rechazar y descuidar el derecho del pueblo iraní a la resistencia y su ansiado deseo de alcanzar la libertad, la democracia y la prosperidad.
Esta política alcanzó su punto máximo en 2015, cuando se firmó el acuerdo nuclear de Irán con las potencias mundiales, conocido formalmente como el Plan de Acción Integral Conjunto o JCPOA. Este acuerdo desbloqueó miles de millones de dólares para el régimen de los mulás que se utilizaron en sus campañas belicistas y terrorismo en el Medio Oriente a través de la Fuerza Quds de la Guardia Revolucionaria.
El levantamiento del pueblo iraní en diciembre de 2017 y enero de 2018 demostró este hecho que los gobiernos occidentales habían subestimado en sus relaciones con el régimen: el papel del pueblo iraní y sus justas demandas de tener libertad y democracia. El lema del pueblo de “reformista, línea dura, el juego terminó” durante estas protestas puso fin a las maniobras del régimen. Esta enorme noticia desde el interior de Irán fue seguida por la retirada de EEUU del JCPOA y cambió la marea en las relaciones internacionales del régimen.
#Iran’s Regime Further Breaches #JCPOA; #EU Must Adopt a Firm Policy https://t.co/khjR2OfWJ7#IranDeal
— NCRI-FAC (@iran_policy) January 27, 2020
El presidente del régimen, Hasán Rouhani, declaró que las protestas de Irán en 2018 llevaron al presidente de los Estados Unidos, Donald Trump, a retirarse del JCPOA. En pocas palabras, el levantamiento del pueblo iraní cambió la ecuación regional e internacional para el régimen. El reciente levantamiento del pueblo iraquí y la eliminación de Qassem Soleimani, jefe de la Fuerza Quds, confirma el cambio de una era, lo que hace que la caída del régimen sea inminente.
Esta situación deja al líder supremo del régimen, Ali Jamenei, con dos opciones: continuar con el juego “reformista y de línea dura”, lo que resultaría en el fracaso y la deserción del régimen entre sus fuerzas opresivas tras el rechazo popular; o contracción total y hacer su régimen unipolar. Jamenei eligió la segunda forma.
La segunda opción requirió la masacre de más de 1500 manifestantes durante las protestas de Irán en noviembre sin ninguna duda, así como la eliminación del llamado “reformismo”.
La eliminación del 55% de los candidatos electorales de la facción “reformistas” por parte del Consejo Guardián a instancias del líder supremo aseguró la política de Jamenei de tener el control total sobre el próximo parlamento.
Parliamentary Election: Great Concern of Iran’s Regime as #IranProtests Rage on https://t.co/OynY9ML67h#FreeIran2020 #IranElection
— NCRI-FAC (@iran_policy) January 21, 2020
Los gestos vacíos realizados por personas como el presidente Hasán Rouhani, como sus comentarios de que “las elecciones se convirtieron en selecciones”, fueron rápidamente retirados. Rouhani dijo en una conferencia de prensa el lunes que sus comentarios fueron solo advertencias, aclarando este hecho de que él trata de preservar este régimen y prolongar su vida rogándole a la gente que participe incluso a un ritmo mínimo en las elecciones.
En otras palabras, la próxima farsa electoral es el punto final de las luchas internas del régimen entre facciones rivales que están de acuerdo entre sí sobre la represión interna, la exportación de terrorismo al extranjero y la adquisición de un arma nuclear.
La política de apaciguamiento hacia uno de los regímenes más tiránicos del siglo XXI, que había fortalecido la base gobernante del régimen, ha fallado, dejando al régimen en la situación más inestable.
La Sra. Maryam Rajavi, presidenta electa de la resistencia iraní, subrayó que boicotear las elecciones es un “deber patriótico”. Enfatizó que el pueblo iraní ha emitido su verdadero voto en los levantamientos de noviembre de 2019 y enero de 2020 con cánticos de “Muerte al principio del mando del clero: Muerte a Jamenei”.
“The boycott of the sham elections is a patriotic duty&the bond of the Iranian people with their martyrs, especially the over 1,500 martyrs of the Nov #IranProtests,” NCRI President-elect @Maryam_Rajavi said in a speech, referring to protests last year. #BoycottIranShamElections pic.twitter.com/uuUXQobgPJ
— NCRI-FAC (@iran_policy) February 17, 2020