CNRI – Las fuerzas iraquíes de Nouri al-Maliki negaron a los miembros de la familia de cuatro residentes del Campo Liberty el derecho a asistir al entierro de sus seres queridos asesinados durante el ataque de misiles del 26 de diciembre de 2013. Los cuatro fueron finalmente enterrados el lunes 18 de agosto, tras amplios esfuerzos de los residentes.
El 26 de diciembre de 2013, un aluvión de misiles impactó el Campo Liberty hogar de refugiados iraníes en Irak y asesinó a cuatro miembros de la oposición iraní, la Organización de Mojahedines del Pueblo de Irán (PMOI/MEK).
Durante los últimos ocho meses, el comité del Primer Ministro iraquí encargado de reprimir a los residentes de los Campos Ashraf y Liberty había rechazado múltiples peticiones hechas por amigos y familiares de las víctimas para o entregar o enterrar los cuerpos de Mohammad Javad Saleh Tehrani, Mahmoud Bornafar, Abbas Namyar y Yahiya Ziarati.
Durante este periodo, los residentes, sus representantes y abogados insistentemente siguieron el caso con llamadas, cartas y otras medidas con funcionarios de Naciones Unidas, el gobierno de Estados Unidos, el gobierno de Irak y otras organizaciones internacionales en Bagdad, Ginebra, Washington, Nueva York y capitales europeas, siempre pidiendo recibir los cuerpos y enterrarlos, sin resultado alguno.
Tras ocho meses y contrario a los rituales islámicos, los iraquíes aceptaron permitir que los cuerpos sean enterrados pero solo cuatro residentes del campo fueron autorizados a recibir los cuerpos en la oficina del coronel, y transferirlos para su entierro. Sus otros amigos y familiares no tuvieron la autorización para tomar parte de la ceremonia.
Los esfuerzos de residentes y sus representantes para obtener un acuerdo para recibir el cuerpo del miembro del PMOI Mohammad Babaie junto con los otros cuatro, fue inútil. Mohammad Babaie murió el 28 de abril de 2013 en el sitio médico inhumano impuesto al Campo Liberty y las fuerzas iraquíes retienen su cadáver como rehén.
Esto muestra que todavía la nefasta sombra del régimen de los mullahs, la Fuerza terrorista Quds, su jefe Qassem Suleimani y su marioneta expulsada como primer ministro en Irak, siguen como una carga presente en ese país.
Lo que es aún más sorprendente es que los reportes de derechos humanos en Irak de la misión de Naciones Unidas y los reportes periódicos emitidos bajo el nombre de la Secretaría General de Naciones Unidas no hagan ninguna referencia a estas medidas inhumanas.