CNRI – El régimen inhumano de los mullahs retomó la ola de ejecuciones colectivas tras la farsa de elecciones presidenciales, y en solo 3 días envió 35 reclusos a la horca en las prisiones de Ghezel Hessar, Gohardasht, Urumieh y Bam.
El martes 2 de julio 21 prisioneros fueron ahorcados en un horrible crimen en la prisión de Ghezel Hessar en Karaj (al oeste de Teherán). El miércoles 3 de julio, 4 prisioneros fueron ejecutados en la prisión de Gohardasht, también en Karaj. Una de las víctimas, Saeed Afshar de 25 años, fue detenido cuando tenía apenas 15 y estuvo 10 años en prisión antes de ser ejecutado.
El jueves 4 de julio cuatro prisioneros en Urumieh y otros seis en Bam fueron ahorcados (agencia de noticias Mehr, afiliada al Ministerio de Inteligencia).
El número total de ejecuciones llevadas a cabo tras la farsa de elecciones presidenciales del régimen llega a 48, incluyendo una mujer. Sin embargo, noticias de un número alto de ejecuciones nunca llega al mundo exterior. En este mismo periodo se llevaron a cabo también la amputación de manos a 6 prisioneros en Shiraz y 11 penas de muerte en Marydasht Fars.
El régimen de los mullahs ha apelado una vez más a las ejecuciones colectivas para prevenir levantamientos en el enardecido pueblo iraní, especialmente tras la farsa de elecciones presidenciales.
Durante el periodo de Hassan Rohani, el nuevo presidente del régimen iraní, que no tiene otra misión que mantener el dominio de los mullahs, las ruedas del sistema velayat-e faqih (vagamente interpretado como el gobierno de los clérigos) sigue rodando gracias a ejecuciones, tortura y azotes.
La resistencia iraní urge a la comunidad internacional, especialmente al Concejo de Seguridad de las Naciones Unidas, a tomar medidas vinculantes e inmediatas contra tales violaciones sistemáticas y horribles a los derechos humanos, especialmente el creciente número de ejecuciones.