CNRI – En un chocante informe sobre la situación de las madres prisioneras políticas retenidas en la infame cárcel Evin de Teherán, la prisionera política Narges Mohammadi describe las torturas sicológicas que allí sufren.
“Algunos días de la semana son especiales para las mujeres encarceladas en Evin. Ocho de alrededor de un total de 31 – Maryam Akbari Monfared, Leila Jamaat, Nigara Afsharzadeh, Narges Mohammadi, Zahra Zehtabchi, Fatemeh Mosana, Azita Rafeizadeh y Nazanin Zaghari- tenemos hijos pequeños”, escribe Narges Mohammadi.
El régimen iraní les da a estas internas solo una hora para ver a sus niños pequeños en este día especial. Mohammadi escribe sobre estas cortas visitas y el pesar por el que tienen que pasar los corazones y las almas de estos pequeños, describiendo también los sentimientos generalizados de estas madres al terminar las visitas de sus hijos.
Nazanin Zaghari es una de estas madres. Vino a Irán para visitar a su madre enferma y ahora enfrenta cinco años de condena. Ha sido separada de su pequeña hija. En una carta a su hija –de tan solo 22 meses al momento de su arresto- escrita desde la prisión le dice: “créeme, no tenía idea de que tan horrible destino te esperaba en el país en el que tu madre nació y creció, de otra manera no me hubiera apresurado a empacar para un viaje de dos semanas a Teherán en marzo del 2016. Nazanin fue arrestada en abril del 2016 en el aeropuerto de Teherán cuando regresaba tras pasar allí 2 semanas.
Otra madre es Zahra Zehtabchi. De 49 años, fue sentenciada a 12 de prisión. “Zahra es una mujer calmada y paciente”, escribe Narges Mohammadi. “No creerías lo paciente que es. Su pequeña Mina viene a visitarla los miércoles. Rápidamente viene a la prisión después del colegio para visitar a su madre”.
Fatemeh Mosana, una madre de 48 años, cumplea una sentencia de 15. Narges describe su situación y su relación con sus dos hijos de la siguiente manera: “Fatemeh está tan sola. Su esposo Sr. Hassan está en la prisión Rajaee-Shahr de Karaj. Sus dos hijos Maryam e Imam visitan a su padre en Rajaee-Shar una semana y vienen a ver a su madre en Evin la siguiente”.
Maryam Akbari Monfared es una interna de 40 años. Ella, también, cumple 15 años de condena- Una madre que, como escribe Narges Mohammadi, ha sido obligada dejar sola a su pequeña hija de 3 años y medio. “Pero en las muy cortas visitas, la madre y la hija tienen la oportunidad de hablar. Una hija que conoce el sentimiento de maternidad no a través de su madre sino de sus dos hermanas mayores: Maryam es más una madre nominal que literal” escribe Narges Mohammadi.
Continúa su informe con Azit Rafeizadeh, quien a sus 34 años ha sido sentenciada a cuatro de prisión. “Tan pronto como ella entra al pabellón Azita comienza a hablar sobre Bahsir, su hijo de seis años cuyo comportamiento y forma de hablar es tan dulce según todos. Bahsir va a la prisión de Rajayee-Shahr para visitar a su padre y viene a Evin a visitar a su madre. Su pequeño cuerpo no puede soportar tanta distancia, esas cortas visitas y el dolor de después. Pero para Azita, verlo alivia su corazón”.
Las condiciones de Nigara Afsharzadeh, turcomana de 39 años, son las más deplorables. “Ha estado en confinamiento solitario por un año y medio y ahora hace seis meses que ha sido transferida al pabellón de mujeres de Evin. Su hijo Eldar tiene ocho años y su hija Mirana diez. Hace dos años Nigara vio a sus hijos por última vez y ahora no puede esperar para volverlos a ver. El cumpleaños de Eldar fue celebrado en el pabellón de mujeres el 16 de enero”.
Leila Jamaat es una joven madre cuyos hijos vienen a verla de vez en cuando. “Es difícil para ellos venir” escribe Narges Mohammadi, “Leila entretiene a las mujeres del pabellón cuando la ven jugar con su hijo de ocho años Arad y su niña de seis Armita. Pero no ocurre con frecuencia”. Leila Jamaat tiene 36 años y cumple dos años de prisión.
Finalmente Narges Mohammadi escribe sobre ella. Tiene 44 años y madre dos gemelos, ha sido sentenciada dos veces por dos casos diferentes: 6 años en el primero y 16 por el segundo han sido su sentencia. “Los gemelos de Narges, Kiana y Ali, viven en París con su padre. El miércoles es un buen día para ella, pues ve a las madres ser felices con sus hijos, pero es también un día duro, pues ella no puede ver a los suyos”