El 28 de agosto de 2019, el inhumano régimen de los mulás colgó a ocho internos de la prisión de Gohardasht en la ciudad de Karaj, al oeste de la capital, Teherán.
El mismo día, colgó públicamente de una grúa de construcción a Hamid-Reza Derakhshandeh, de 47 años, por matar al líder de la oración del viernes en la ciudad de Kazerun, sur de Irán. Temiendo ataques contra la empresa propietaria de la grúa, los verdugos cubrieron la marca de la empresa con un pañuelo.
Rodeados por crisis económicas y políticas irremediables y ante el aislamiento regional e internacional, el régimen clerical ha recurrido a ejecuciones tan bárbaras para evitar la escalada de los levantamientos populares.
La Resistencia iraní pide al Secretario General de las Naciones Unidas, al Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos y a todas las organizaciones internacionales de derechos humanos que condenen la nueva ola de ejecuciones en Irán. También subraya la necesidad de remitir el terrible expediente de derechos humanos del fascismo religioso que gobierna Irán al Consejo de Seguridad de la ONU para la adopción de decisiones vinculantes y medidas punitivas.
Secretaría del Consejo Nacional de Resistencia de Irán
30 agosto 2019