Mahmoud Hakamian
Cada año en Irán, empresarios de todo el país acuden a conferencias organizadas por firmas asociadas al Cuerpo de la Guardia Revolucionaria Islámica (CGRI). Aunque es muy probable que estén siendo vigilados en busca de algo útil, o incluso reclutados por una de las organizaciones terroristas más activas del mundo, ejecutivos respetados de corporaciones multinacionales francesas o alemanas asisten a estas conferencias porque la Guardia Revolucionaria controla pozos de petróleo por valor de miles de millones de euros.
Una de las conferencias de petróleo y gas más observadas en el mundo, The Iran Oil Show, se inauguró este mes con poca fanfarria e incluyó una audiencia que apenas mostró diversidad global. Este año, se ha revelado información sobre el uso del comercio por parte de Irán para financiar organizaciones terroristas, lo que hace que la sala de exposiciones esté casi vacía de extranjeros. La conferencia fue un fracaso absoluto. En sí mismo, la falta de interés en el evento de la carpa de Teherán debería asustar a los miembros del régimen e invitarles a considerar con más atención un cambio en su comportamiento.
Cuando comenzó la conferencia, la prohibición global de compra impuesta por Estados Unidos entró en vigor y puso a cualquier comprador de petróleo iraní en riesgo de sanciones estadounidenses. La siguiente caída de asistencia refleja un reconocimiento entre las firmas extranjeras de que todos los rincones de la economía iraní están infectados por la Guardia Revolucionaria.
Para una empresa europea, asistir o exponer en una conferencia en Irán o en Europa les pone en riesgo de ser investigados o reclutados por una de las agencias más despiadadas que sirven al régimen iraní. La información sobre estos peligros afectó justo cuando la economía de Irán se hizo menos estable y más aislada. Aún así, sus líderes continúan con su riesgoso accionar.
Ahora los líderes empresariales entienden que no hay manera de evitar colaborar en la financiación del terrorismo si hacen negocios con Irán. No hay forma de evitar esto, y es la razón por la que ninguna empresa de renombre asistió a la conferencia. También es la razón por la cual ninguna corporación global ha apoyado las herramientas de evasión de sanciones desarrolladas por la Unión Europea. También es la razón principal por la que Irán pronto se enfrentará a una enorme crisis financiera de su propia creación.
El simple hecho de asistir a una conferencia puede parecer inocuo para muchos departamentos legales y de empresas multionacionales. Desafortunadamente estas a veces no parecen tener en cuenta las actividades sombrías y peligrosas a las que los agentes de la Guardia Revolucionaria y del Ministerio de Seguridad e Inteligencia se dedican. Mientras tanto, todas las compañías deben prestar atención al mensaje claro como el cristal que están recibiendo de parte de Estados Unidos: no se arriesguen a participar en las conferencias de Irán, o sufrirán las consecuencias.