“El movimiento de protesta no se ha detenido. Olas de manifestantes se siguen una a la otra. Así la gente se levanta y muestran su genuino deseo de libertad”: Maryam Rajavi.
En concordancia con el tema de “renacimiento de la naturaleza” con el que se asocia la celebración del año nuevo, los hogares iraníes realizan una “limpieza de primavera” en el marco del Nowruz. En persa, la limpieza de primavera anual se llama “khaneh-tekani” que significa literalmente “sacudir la casa”.
Refiriéndose a esta hermosa tradición y con la ocasión del año nuevo persa, la presidenta electa de la Resistencia Iraní Maryam Rajavi envió el siguiente mensaje:
“Este invierno, enmarcado en protestas y levantamientos, ahora dará lugar a una primavera que a su vez prepara el próximo año para los movimientos y levantamientos que avanzarán hacia la victoria y la libertad.
Realmente las protestas no se han detenido a pesar de los arrestos masivos y especialmente a pesar del asesinato de inocentes jóvenes bajo tortura por parte del régimen. El movimiento continúa exitoso con la huelga general de Baneh, las protestas de los trabajadores del acero de Isfahan, de los trabajadores de la azucarera Tappeh en el Juzistán y el levantamiento de granjeros en Isfahán del este. Olas de protestas suceden la una a la otra.
Es así que el pueblo se levanta y expresa su hambre genuina de libertad.
La llegada de este brillante Nowruz [año nuevo] viene de la mano con la caída del viejo régimen y los fundamentalistas que lo gobiernan. La tiranía religiosa de los mulás enfrente múltiples retos, un movimiento popular de protestas, una lucha interna sobre el heredero de Jamenei, sus limitados recursos financieros, una guerra sin fin en Siria, tensiones internacionales sobre su programa de misiles balísticos y el acuerdo nuclear, deserciones en la Guardia Revolucionaria etc. Sin embargo los hechos más aterradores para el régimen son cuatro: los ubicuos cantos de “muerte a Jamenei”, el crecimiento de las protestas a pesar de la intensa represión, la ausencia de chivos expiatorios como la guerra contra Irak o la lucha contra el EI, y por último la falta de defensores de la política de apaciguamiento. Este año, a diferencia de otros, el régimen no tiene salida.
La dictadura clerical está en un callejón sin salida, producto de años de perseverancia del pueblo iraní, de sus valientes hijos de la OMPI y de los manifestantes. Esto por supuesto es importante como lo es el nuevo horizonte que tiene el pueblo iraní gracias a los levantamientos de diciembre y enero y que responderá al deseo de cambio de régimen con mil nuevos bastiones de libertad, mil Ashrafs y mil Ejércitos de Liberación.
Ha llegado la hora para hacer la gran limpieza de primavera a nuestro país. El verdadero Nowruz iraní está ya en camino.”