Debería el Golfo negociar con Irán o con la agresora “Guardia Revolucionaria”?
La guardia revolucionaria de élita iraní, fuerza armada iraní creada para proteger al régimen teocrático en Teherán ha tenido un comportamiento disruptivo e intrusivo en 14 países de la región. Las operaciones de los guardias en Siria solamente costaron al régimen clerical alrededor de 100 mil millones de dólares. El ex editor en jefe del diario Asharq-ql-Awsat Salman Al-Dossary escribió en este diario el 12 de marzo de 2017 el siguiente artículo:
“Un documento escrito por dos organizaciones defensoras de los derechos humanos basadas en Bruselas presentó en detalle todas las intrusiones y el patrocinio a grupos terroristas llevados a cabo por la guardia para lograr las ambiciones expansionistas del régimen.
La investigación muestra también como la guardia élite iraní aumenta su involucramiento en Irak, Siria y Líbano desde que Teherán comenzó las negociaciones nucleares con las potencias mundiales.
Cualquier partido o nación que haya experimentado de primera mano la amarga actitud y el agresivo comportamiento de Irán difícilmente se sorprenderá con las revelaciones mencionadas. Como punto positivo se menciona que el Presidente de los Estados Unidos Donald Trump considera seriamente agregar a la guardia revolucionaria de Irán a la lista de organizaciones terrorista, Es una vergüenza para cualquier país todavía tener fe en que existan charlas racionales entre los estados del Golfo e Irán.
Irán y los Estados del Golfo no pueden ser vistos como contrapartes en una discusión pues una de las partes se orienta a ofrecer progreso a su pueblo y a estabilizar la región mientras la otra apunta a desestabilizarla, expandiendo el terrorismo por todos lados. Esta última no puede simplemente recibir como un asiento en la mesa de negociaciones como recompensa a su hostilidad.
Struan Stevenson, presidente de la European Iraqi Freedom Association, quien publicó el estudio sobre la guardia revolucionaria, concluyó en este informe que “la intromisión [iraní] en los asuntos internos de los países está institucionalizada y la Guardia Revolucionaria ha estado directamente involucrada”, implicando directamente al brazo militar y estatal iraní en las operaciones de desestabilización en Oriente Medio.
El informe critica también a la guardia por llevar a cabo una “ocupación oculta” de cuatro países: Irak, Siria, Yemen y Líbano.
El estudio europeo afirmó: “cada mes cientos de tropas de Irak, Siria, Yemen, Afganistán y Líbano –países donde el régimen iraní está involucrado en el frente de combate- reciben entrenamiento militar y son enviados posteriormente a llevar a cabo acciones terroristas y de guerra”.
Dicho esto, es claro que en la lucha con Irán el problema no es con su gente o su gobierno de tan limitado poder o su parlamento improductivo sino con una guardia que sirve a una agenda belicosa expansiva como lo estipula la constitución nacional.
La guardia se encuentra bajo el control del líder supremo quien la posicionó en un lugar de jurisdicción sin restricciones y de poder por encima del ejército nacional iraní.
Más aún el estudio revela que la guardia opera alrededor de 90 empresas fachada, que controla 90 puertos iraníes –el 45% de todos los del país- y que tiene 12 mil millones de dólares en ingresos anuales. La guardia de élite usa estos puertos para importar armas para sus milicias en países vecinos que con su ayuda desestabilizan la seguridad de esos estados.
No se puede confiar en que Irán sea serio con las negociaciones mientras alimenta una milicia interna (la guardia) que se ha puesto literalmente a si misma por encima de la ley. Irán es sin duda y por lejos el principal ganador en las recientes llamadas a negociar con los Estados del Golfo.
Tras haber explotado las negociaciones Irán empleará una agenda de mayor expansionismo, comprándose más tiempo para extender sus beneficios extraídos a los países de la región. Además, no se detendrá tras el fracaso de las negociaciones sino que se presentará como un estado pacífico y negociador frente al Golfo que se “niegan” a promover la paz y la estabilidad.
¿Debemos culpar a Irán? Por supuesto que no, sus agresiones ya están más allá de eso. Los que permiten esa retórica sin sentido para llegar a un círculo vicioso son los que deben responder.