Samantha Power, embajadora de los Estados Unidos ante las Naciones Unidas en el segundo mandato del presidente Barack Obama, ha dicho que los partidarios del acuerdo nuclear de Irán de 2015 fueron demasiado laxos con los abusos contra los derechos humanos del régimen.
La embajadora Power recuerda en su nueva autobiografía: “desafortunadamente, algunos países estaban tan satisfechos con el acuerdo nuclear que sintieron que era innecesario ejecutar una resolución anual de la Asamblea General de la ONU que condena los abusos contra los derechos humanos de Irán”.
La Embajadora Power no identifica a los países que quisieron obviar la ya tradicional denuncia en los meses posteriores a la aprobación del acuerdo nuclear por parte del Consejo de Seguridad en julio de 2015. Pero el episodio coincide con las críticas de larga data de los halcones de Irán, quienes argumentaron que el acuerdo acortó los esfuerzos de Occidente para contrarrestar las otras políticas agresivas de Teherán, a fin de evitar provocar que el régimen iraní abandone el acuerdo.
“Insistí en que procediéramos, presionando frenéticamente para asegurar que el trato deplorable del gobierno iraní a su pueblo llamara la atención por derecho propio”, escribe Power en “The Education of an Idealist”.
Dichos éxitos fueron demasiado raros, según los principales opositores del acuerdo, quienes sostuvieron que el acuerdo le dio al régimen de Irán el dinero para financiar una campaña de terrorismo multinacional mientras ataba las manos de las potencias de Estados Unidos y Europa occidental.
.@SamanthaJPower: Iran deal backers ‘were so pleased by the nuclear deal,’ they immediately went soft on human rightshttps://t.co/YVY0wsrIJb pic.twitter.com/2qRobsq0UL
— Joel Gehrke (@Joelmentum) September 13, 2019
“Contra esta agresión, ¿qué herramientas nos dio el acuerdo? Solo la amenaza del regreso de las sanciones, después de que Irán ya había recibido su parte del trato”, dijo el senador Tom Cotton en octubre de 2017, según el Examiner de Washington. “Pero cuando esa es la única medida de ejecución, es como si la pena de muerte fuera la única sentencia para todos los crímenes, desde una infracción de tráfico hasta el asesinato. Occidente tiene demasiado miedo de apretar el gatillo y, como resultado, el régimen iraní se escapa impune de casi todo menos asesinato, y muchas veces incluso asesinato también”.