• El estrepitoso fracaso de Jamenei en la manipulación electoral es una señal de deterioro
• La crisis abierta en lo alto del fascismo religioso continuará hasta que caiga el régimen del Líder Supremo
• Rouhani no quiere ni puede transformar los fundamentos y la conducta del régimen
• Durante su segundo mandato las terribles catástrofes económicas y sociales continuarán, así como la represión
Tras la farsa electoral que se convirtió casi en una guerra abierta, Maryam Rajavi ha declarado que el régimen, desgarrado, ha salido aún más debilitado y agregó que el segundo mandato de Rouhani tendrá como principal consecuencia el agravamiento de la crisis y una acentuación en la lucha por el poder. La crisis abierta en lo alto del fascismo religioso continuará hasta la caída del régimen del Líder Supremo. Esta lucha exacerbada por el poder es el resultado del fracaso estratégico del régimen en resolver los problemas de la sociedad y el aumento del descontento generalizado.
Maryam Rajavi ha señalado: “con la situación interna, regional e internacional en contra, unificar el régimen medieval es esencial para enfrentar las crisis y preservar el equilibro. Es por ello que el fracaso de la manipulación de Jamenei para instaurar al mulá Raisi a través de las urnas para unificar a su régimen es una clara señal de deterioro. Esta vez la farsa electoral esta vez ha estado marcada, del principio hasta el final, por la masacre de prisioneros políticos de 1988. La aversión general que provocó Raisi y el temor a la justicia que este sentimiento revivió han llevado a muchos miembros del clero y a otros importantes mandos de la facción de Jamenei a negarse a apoyar a Raisi a raíz de su rol en tal masacre. La extensión del movimiento que reclama justicia para los prisioneros masacrados y la demostración del rol de ambas facciones del poder en los asesinatos políticos han hecho temblar las bases de la dictadura. Esto muestra que el pueblo rechaza la totalidad del régimen y todos sus integrantes.
Durante esta elección las confesiones controladas de los candidatos han revelado que el poder no tiene sino “un 4%” de apoyo y que las diversas facciones, incluida la de Rouhani y sus partidarios toman parte en crímenes como el desvío de fondos, robos y pillajes. El eslogan “ni charlatán ni verdugo, voto por el derrocamiento del régimen” se generalizó y empujó al poder a limitar la farsa electoral a una sola ronda por temor de mayores divisiones y el aumento del riesgo de una insurrección masiva. El régimen ha querido evitar ver explotar las protestas en caso de una eventual segunda vuelta.
Durante estos cuatro últimos años Rouhani no ha hecho sino aumentar la represión, las ejecuciones, la pobreza y la injusticia. Los dividendos del acuerdo nuclear han servido para financiar la guerra en la región y aumentar el presupuesto militar y de seguridad. El ministro de la defensa de Rouhani, el guardia revolucionario Dehghan había declarado hace dos semanas que la presidencia de Rouhani había sido “el periodo más espléndido en el desarrollo cualitativo y cuantitativo del programa balístico de defensa del país”. Agregó también que hasta la primavera del 2017 “los presupuestos de defensa se habían multiplicado por 2.5 en comparación con el gobierno anterior” y “se habían cuadruplicado para el presente año” siempre respecto al gobierno anterior.
El 8 de febrero de 2016 Rouhani reconoció haber obtenido ventajas en la negociación nuclear gracias a la disuasión creada por la presencia del régimen en Siria e Irak. Dijo que si las fuerzas del régimen “no estuviesen resistiendo en Bagdad, Faluya y Ramadi, y si en Damasco y Alepo no hubiesen auxiliado al gobierno sirio, no hubiéramos podido tener la seguridad para llevar a bien las negociaciones”.
Durante su segundo mandato Rouhani se esforzará, como en el pasado, por presentar como llave de los problemas propulsado por su gesticulación y su demagogia sin contenido. Pero lo único que hará será aumentar la crisis y la tensión en el seno de poder y su burbuja se desinflará frente a las reivindicaciones populares. El pueblo iraní sabe perfectamente que durante el segundo mandato de Rouhani las catástrofes económicas y sociales y la represión política continuarán. Rouhani no puede ni quiere transformar seriamente los fundamentos y la conducta de este régimen arcaico y anacrónico. Hace 10 días Jamenei advertía: “señores, sepan que el cambio de comportamiento no es otra cosa que un cambio de régimen”.
En esta contienda electoral, con el objetivo de sacar de su sitio al adversario Rouhani admitió que la dirigencia “no ha hecho más que ejecutar y encarcelar durante 38 años”. Pero cuando Jamenei entró en escena amenazando con desaires, se ha rápidamente desdicho afirmando que en ciertos temas estaría dispuesto a besar “decenas de veces la mano del clarividente Guía”.
No se puede esperar más de un Rouhani que durante 39 años ha servido puestos claves en seguridad y cargos militares de esta dictadura. Como bien lo señalaron sus rivales, desde el principio pidió ahorcar en público a los “complotistas” en las oraciones del viernes. Presentar a este charlatán como un moderado no sirve para nada. Hay que decir a quienes defienden estas tesis que si son capaces que les presionen para que digan nombres y detalles de la masacre de prisioneros políticos, que les pidan respetar los derechos humanos, la libertad de expresión y la libertad de partidos, que les pidan liberar a los prisioneros políticos y a renunciar al a ingerencia del régimen en Siria, Iraq, Yemen, Líbano y Afganistán.
La solución del problema iraní reside en el derrocamiento de la dictadura religiosa por el pueblo iraní y su Resistencia y la instauración de la libertad y la soberanía popular.
Secretariado del Consejo Nacional de la Resistencia de Irán
20 de mayo de 2017