Fuerzas represivas en Golpayegan arrestaron a tres hermanos, Mohammad, Fazlollah y Hadi Nikbakht, y les transladaron a una locación desconocida. Al menos otros seis jóvenes fueron también arrestados en esa provincia.
De manera simultánea, docenas de personas fueron arrestadas en Asadabad y Tuyserkan y fueron transladados a la prisión central de Hamedán. El sistema judicial del régimen les acusó de “belicismo contra Dios” y “corrupción en la Tierra”.
En otro caso, el domingo 21 de enero fuerzas represivas policiales atacaron a manifestantes en Teherán y arrestaron a uno de ellos. Los manifestantes protestaban por el robo a su propiedad de parte de instituciones gubernamentales cantando “no tenemos nada en la mesa para comer, no más injusticias”. Un comandante policial llamado “Coronel Pashaki” atropelló con su coche a una valiente mujer que defendía al arrestado. Pashaki huyó ante la furia de los manifestantes.
Arrestos masivos y en todo Irán se suceden al mismo tiempo que los manifestantes mueren bajo tortura en prisión uno tras otro. Los mandos del régimen han cínicamente calificado estos asesinatos como suicidios, sobredosis o síndromes de abstinencia. Los arrestos arbitrarios y los asesinatos en masa de detenidos bajo tortura son sin duda un crimen contra la humanidad y requieren involucramiento de la comunidad internacional.
Por tanto la Resistencia Iraní pide al Secretario General de Naciones Unidas, al Consejo de Seguridad y a los Estados Miembros así como al Alto Comisionado para los Derechos Humanos y otras instituciones relevantes tomar acciones inmediatas para liberar a los detenidos en el levantamiento y para aclarar la situación de los desaparecidos.
Secretariado del Consejo Nacional de la Resistencia de Irán
22 de enero de 2018