Escrito por: Mohammad Sadat Khansari
Estados Unidos ha activado el mecanismo de reactivación de sanciones, una condición del Acuerdo Nuclear del 2015 entre Irán y las potencias mundiales, citando las actividades ilícitas del régimen y las constantes violaciones de sus obligaciones en virtud de los términos del acuerdo. La reimposición de sanciones tendrá graves consecuencias para el régimen.
El lunes, los Secretarios de Estado, Defensa y Tesoro de los Estados Unidos, en una conferencia de prensa conjunta, anunciaron la reimposición de la primera serie de estas sanciones al régimen de los mulás. Anunciaron una orden ejecutiva del Presidente de los Estados Unidos Donald J. Trump, relativa a la reimposición de todas las sanciones al régimen iraní.
Además, durante la conferencia de prensa del lunes en la que anunciaron estas sanciones, el Secretario de Estado Mike Pompeo, criticó el acuerdo nuclear calificándolo de “ejercicio de apaciguamiento”, que “dotó al régimen de miles de millones y allanó el camino para que Irán se convirtiera en el traficante de armas preferido por los grupos terroristas y los dictadores de todo el mundo en tan sólo cinco años”.
El régimen iraní estuvo anteriormente bajo estas sanciones, pero ¿cuál es la diferencia esta vez? ¿Volverá la situación del régimen a lo que era antes de firmar el acuerdo nuclear?
Como mencionó el Secretario Pompeo, el régimen iraní disfrutó de la política de apaciguamiento de los gobiernos occidentales durante años. Debido a la política de apaciguamiento, muchas de las sanciones no se aplicaron plenamente, y el régimen aprovechó esta oportunidad para continuar sus actividades ilícitas.
Lo más importante es que la situación de la sociedad iraní ha cambiado mucho. Dos importantes protestas del Irán en 2018 y 2019 han sacudido los cimientos del régimen. El pueblo iraní, en particular durante las protestas en noviembre, al sacrificar a más de 1.500 mártires, mostró su deseo de un cambio de régimen. Este deseo y determinación también se reflejaron en sus lemas como “muerte al dictador”. También rechazaron las políticas belicistas del régimen cantando “No Gaza, no Líbano, mi vida sólo por Irán”.
Durante muchos años, el régimen iraní utilizó la política de apaciguamiento de los gobiernos occidentales y las guerras de la región para continuar sus políticas belicistas y exportar el caos interno al extranjero. Al calificar a Irak, Yemen, Líbano y Siria de “colchón de profundidad estratégica”, el régimen iraní aprovechó la oportunidad, en particular la Segunda Guerra del Golfo, para aumentar su presencia mortal y su dominio en la región. La Fuerza Quds de la Guardia Revolucionaria y su comandante Qassem Soleimani promovieron plenamente las políticas belicistas de los mulás y sembraron el miedo en todo Oriente Medio. La eliminación de Qassem Soleimani, y las continuas protestas en Iraq, Líbano y Siria, así como la creación de un frente internacional contra el terrorismo del régimen han hecho añicos la “profundidad estratégica” del régimen.
Debido a su corrupción institucionalizada, al uso indebido de la riqueza nacional para financiar el terrorismo y a las políticas económicas equivocadas, el régimen iraní está al borde de la asfixia económica. Las sanciones han agotado los recursos de los mulás para llevar a cabo sus actividades ilícitas en la región. Las políticas económicas equivocadas del régimen y la corrupción también han empujado a más ciudadanos iraníes a la pobreza, convirtiendo así a la sociedad iraní en un polvorín.
Además de las crisis económicas y sociales, tanto el régimen como el pueblo iraní están ahora luchando contra la pandemia de COVID-19. La política del régimen de utilizar las bajas masivas de COVID-19 para evitar otro levantamiento, como parte del cual los mulás han estado continuando su política criminal de inacción y encubrimiento, ha fracasado debido al creciente conocimiento del pueblo y sus continuas protestas.
Todo lo anterior demuestra que, tras el retorno de las sanciones y la activación del mecanismo de reactivación de sanciones, las consecuencias para el régimen de Irán son profundas.
Dos ejemplos:
En cuanto a la actual crisis social, económica y de COVID-19, vale la pena mencionar dos artículos de los medios estatales del régimen, que reflejan el resultado y advierten a los funcionarios del régimen de otro levantamiento.
El diario estatal Ebtekar del 6 de septiembre escribió: “Parece que Hasán Rouhani, por razones obvias y ocultas, se ha distanciado de la sociedad y de la gente tanto como ha podido. Pero ni él ni sus consejeros se dan cuenta de que este comportamiento es el último clavo en el ataúd de la confianza del pueblo. No entienden, o ignoran, las consecuencias devastadoras de esta acción. Es bueno para el séquito de seguridad del presidente recordar que desde noviembre de 2019 hasta ahora qué cosas extrañas han sucedido en nuestra sociedad”.
El diario estatal Mostaghel, al referirse al mal uso que el régimen hizo del brote de coronavirus para oprimir a la sociedad, el 13 de julio, escribió: “Esta nación no olvidará cómo fue abandonada durante estos amargos días. Esto afectará a los próximos incidentes. El Gobierno no contenía y controlaba el coronavirus para controlar de manera relevante la ira de la gente desafiante. Pero desearía que el sufrimiento y la enfermedad del pueblo no se utilizara como una cura para el olvido y un medio de venganza de los eventos de noviembre y diciembre. Porque pronto, la gente vendrá a su mesa a comer, y su desesperación por una mesa vacía los llevará a protestar en las calles más transitadas”.
En cuanto a las nuevas sanciones al régimen iraní, la presidenta electa de la oposición iraní, la Sra. Maryam Rajavi, dijo el viernes 18 de septiembre: “En cuanto a las sanciones, debo reiterar que el pueblo de Irán fue atacado y masacrado en noviembre pasado por protestar contra el aumento del precio de la gasolina. Quieren que se destruyan los oleoductos que alimentan la máquina de matar de los mulás y el terrorismo. Según los informes oficiales, cada año desaparecen miles de millones de dólares de ingresos procedentes del petróleo. En otras palabras, terminan en las arcas de Ali Jamenei”.
Como reiteró la Sra. Rajavi, la comunidad internacional debería “boicotear el régimen clerical”. El boicot al régimen ayuda a la lucha contra el terrorismo, contra la represión y contra la corrupción. Pero cada dólar dado al régimen se convertirá en una bala que se disparará en los corazones de los jóvenes de Irán, Iraq, Siria y Yemen. Nuestro pueblo no quiere plantas de enriquecimiento de uranio. Tampoco quieren un programa de misiles balísticos, o las guerras criminales del régimen en Siria, Irak, Yemen y Líbano.”