Gran Bretaña, Francia y Alemania se unieron a Estados Unidos el lunes en culpar al régimen de Irán por los ataques contra instalaciones petroleras en Arabia Saudita.
Las consecuencias de los ataques del 14 de septiembre todavía resuenan cuando los líderes mundiales se reúnen para su reunión anual en la Asamblea General de las Naciones Unidas y los expertos internacionales investigan, a pedido de Arabia Saudita, qué sucedió y quién fue el responsable.
Los líderes del Reino Unido, Francia y Alemania emitieron un comunicado diciendo que “no hay otra explicación plausible” que “Irán tiene la responsabilidad de este ataque”.
Se comprometieron a tratar de aliviar las tensiones en el Medio Oriente e instaron al régimen de Irán a “abstenerse de elegir la provocación y la escalada”.
La Sra. Maryam Rajavi, presidenta electa del Consejo Nacional de Resistencia de Irán (NCRI), describió el ataque a las instalaciones petroleras de un país vecino como un paso importante y una nueva fase en las agresivas y belicistas agresiones de la dictadura religiosa que gobierna Irán, y agregó que ejercer “poder y decisión” es el único lenguaje que entienden los mulás.
La inacción solo envalentona a este régimen medieval, cuyas principales víctimas son el pueblo iraní, señaló, y enfatizó que la solución definitiva para librar al mundo del fascismo religioso gobernante de Irán como la fuente de todas las crisis en la región es un cambio de este régimen ilegítimo por parte del pueblo iraní y su movimiento de resistencia organizado.
Las resoluciones anteriores del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas sobre el proyecto de armas nucleares de los mulás y la prohibición del enriquecimiento nuclear deben restablecerse.
El desalojo del régimen, sus Guardias Revolucionarios y las milicias mercenarias de Irak, Siria, Yemen, Líbano y Afganistán es un imperativo urgente.
La Unión Europea debe colocar a Jamenei, sus oficinas, la Guardia Revolucionaria y el Ministerio de Inteligencia en la lista de vigilancia terrorista. El Consejo de Seguridad de la ONU debe referir el expediente del régimen clerical sobre abusos y atrocidades contra los derechos humanos, especialmente la masacre de 30,000 prisioneros políticos en 1988 ante un tribunal internacional.
La comunidad mundial debe reconocer el derecho de la Resistencia del pueblo iraní a derrocar la teocracia dominante y alcanzar la libertad.