El fin de semana un vocero de la judicatura iraní dijo que las fuerzas de seguridad confrontarán el malestar social que lleva meses manifestándose.
En semanas recientes se siguen presentando protestas por temas laborales y legales. Camioneros y maestros son dos de los colectivos que han salido a las calles en protestas que se han sin duda disparado por la incertidumbre sobre el futuro tras las sanciones económicas que seguramente serán reimpuestas por Estados Unidos.
Hace algunas semanas se informó que al menos dos individuos habían sido asesinados tras un incendio en una estación policial.
A finales del año pasado un gran número de iraníes salió a protestar por la mala situación económica provocada por el mal manejo de los recursos y la corrupción encontrada a todos los niveles del régimen. Manifestaciones contra el gobierno se sucedieron y quedó claro lo amplio del descontento popular.
Las autoridades iraníes intentaron reprimir al pueblo acudiendo a violencia física, arrestos masivos y disparos a la multitud. Muchas personas perdieron la vida.
El régimen iraní es plenamente consciente de que un levantamiento similar vendrá y claramente intenta aplazar lo inevitable. Es por ello que se anuncia una represión contra individuos o grupos que quieran “comprometer la seguridad nacional”.
Gholamhossein Mohseni Ekei, funcionario judicial del régimen, afirmó: “quiero pedir a las familias no dejar que sus hijos sean engañados por la guerra psicológica lanzada por el enemigo, especialmente sionistas y americanos, y a no permitir que contrarrevolucionarios se infiltren entre los manifestantes que tienen legítimas demandas. En estos días los americanos y los sionistas están tan desesperados que acuden a los más odiados individuos y terroristas”.
Es obvio que el régimen intenta desesperadamente detener el descontento pero subestima la determinación de un pueblo que está dispuesto a arriesgar un arresto, o incluso ser torturado, para hacer que el régimen pague por sus acciones y finalmente disfrutar libertad y democracia en su país.
Es muy desafortunado para el pueblo de Irán que la comunidad internacional y los gobiernos extranjeros duden en pedir el fin de este régimen y tomen acciones para frenar sus abusos contra los derechos humanos. Es particularmente odioso que ciertos gobiernos occidentales, especialmente en la Unión Europea, estén dispuestos a dejar de lado sus propios valores de derechos humanos para hacer negocios con este régimen cruel y torturador.
Aunque el Presidente de Estados Unidos Donald Trump anunción que sacaría a su país del acuerdo nuclear del 2015, es triste ver que los líderes europeos hacen todo lo que pueden para defender este acuerdo inefectivo.
El régimen iraní ha abusado de los derechos humanos por décadas y los prisioneros políticos son sus víctimas predilectas. Al pueblo de Irán se le niega el derecho a expresar sus preocupaciones legítimas sobre el liderazgo de su país.