Friday, October 4, 2024
InicioNewsEditorial: Europa debe abrir sus ojos a la realidad en Irán

Editorial: Europa debe abrir sus ojos a la realidad en Irán

El descontento y la confusión continúan creciendo en Irán. El pueblo iraní, cansado de décadas de represión y corrupción, levanta la voz en cada rincón del país. Lo que pasa ahora recuerda en alguna medida a los primeros meses de 1978. El 31 de diciembre de 1977 el Presidente de los Estados Unidos Jimmy Carter dijo en Teherán: “Irán es una isla de estabilidad en una de las áreas más problemáticas del mundo”. Casi nadie en Occidente cuestionó las declaraciones del Presidente Carter. Era una falsa noción que se había asumido como hecho real. Incluso meses después cuando el país ya se veía sumergido en protestas diarias contra el Shah la CIA informaba: “Irán no está en una etapa revolucionaria o siquiera prerevolucionaria”. Occidente se negó a ver la realidad en Irán.

El domingo 27 de mayo de 2018 una enorme ceremonia funeraria tuvo lugar por la muerte del famoso actor de cine iraní Naser Malek Moitiei, ceremonia que terminó convertida en una enorme manifestación en contra del régimen. Los participantes cantaban: “muerte al dictador, que viva Naser” y “nuestras radios y televisiones estatales son una desgracia”. En clara confrontación con Jamenei, quien frecuentemente cita la palabra “dignidad”, cantaron: “Dictador, la dignidad la entrega Dios” señalando sarcásticamente al Líder Supremo del régimen que no era digno de su posición.

Esta semana Hasán Rouhani, el presidente del régimen, invitó a un grupo de artistas a una recepción de Iftar (la comida nocturna con la que se rompe el ayuno durante el mes del Ramadán). Muchos de estos artistas publicaron en Instagram estas invitaciones señalando que no participarían en la recepción con el país en el estado en el que se encontraba, con el pueblo sufriendo y Rouhani incapaz de cumplir sus promesas vacías. Un artista escribió: “en vez de invitarme a mí inviten a la prisionera política Atena Daemi, en prisión por defender los derechos humanos”.

Una huelga nacional de camiones continúa desde hace una semana. Las protestas se han expandido a 242 ciudades en todas las 31 provincias de Irán. Sin fin a la vista, la huelga empieza a tener un impacto significativo en la economía. Muchas estaciones de gasolina están vacías y hay largas filas de coches buscando el combustible, y aún así los ciudadanos apoyan el movimiento de los camioneros. En un país sin sindicatos independientes tal movimiento social es indicativo de una nueva era en que la gente se organiza cada vez más para reivindicar sus derechos.

En mayo la ciudad sureña de Kazerun vivió protestas masivas contra el régimen. A pesar de las medidas represivas de la Guardia Revolucionaria que incluso disparó contra los manifestantes –causando cuatro muertes y múltiples heridos- las manifestaciones continuaron. Los funerales de los mártires se convirtieron a su vez en grandes protestas contra el régimen.

En apenas una semana –la que terminó el 27 de mayo- ocurrieron 489 protestas o manifestaciones en diferentes puntos de Irán, 69 diarias en promedio. 33 protestas laborales, nueve por inversionistas estafados, cuatro de pensionados, una de maestros, cuatro de estudiantes, tres por prisioneros políticos, 406 de camioneros y 29 de otros sectores de la sociedad.

De igual manera se reportan huelgas en el Bazar de Teherán y otras ciudades. Manifestándose contra el estancamiento del mercado, producto de las políticas del régimen, partes del Bazar de Teherán incluyendo los mercados Jafari, Soltani y Amir Kabir al igual que algunos centros comerciales cerraron sus puertas. En Baneh y otras ciudades del Kurdistán las tiendas cerraron hasta tres semanas forzando al régimen a aceptar algunas de las demandas de los manifestantes. La lista de protestas sigue y sigue.

Tras los levantamientos de diciembre y enero, que de repente explotaron y se extendieron por más de 140 ciudades de Irán el régimen intentó crear un ambiente de terror identificando y arrestando manifestantes y asesinándolos en prisión bajo tortura. Pero la crisis tiene raíces más profundas: las manifestaciones encuentran su origen en la pobreza, el desempleo, la sequía, la corrupción gubernamental y la represión, y no disminuirán hasta que estos temas sean tratados.

Un cambio importante es el renacimiento de la esperanza en el pueblo iraní en la posibilidad de un cambio de régimen. Sienten que el régimen pierde su agarre en el poder y en efecto la supervivencia de este es una discusión abierta en las facciones internas.

Otro cambio importante es el nivel de organización de las protestas. Los funcionarios del régimen expresan constantemente su preocupación sobre el rol que la red de la OMPI (MEK) tiene en organizar y fomentar estas protestas. Un informe interno sobre las protestas en Kazerun concluyó que la red de la OMPI aprovecha el descontento popular y convierte estas manifestaciones en protestas políticas contra el régimen.

Más allá de las sanciones estadounidenses, en estas circunstancias Europa debería pensar dos veces antes de hacer cualquier inversión financiera en Irán o inversión política en cualquier facción de este régimen. El pueblo de Irán ha tomado su decisión. Este régimen se tiene que ir y se irá. Europa no debería tener el rol que tuvo Estados Unidos en 1978 apoyando un régimen moribundo. Hasán Rouhani es una carta quemada: apostar por él es apostar a caballo perdedor.