El diario escocés “The National” publicó el lunes:
La multitud reunida en Le Bourget, París, para el encuentro anual de las comunidades iraníes pudiera haber llenado Murrayfield más de dos veces con un estimado de 100.000 participantes.
El mensaje del encuentro “Irán Libre” al régimen de su país fue simple: quieren cambio de régimen y lo quieren lo más pronto posible. Esta fue la conclusión del año para el Consejo Nacional de la Resistencia de Irán, la oposición en exilio del país.
Los participantes y los conferencistas eran una mezcla ecléctica, desde el ex diplomático iraní convertido en espía que me saludó en el bus al evento hasta estudiantes, padres y abuelos, políticos de todo el mundo: de Canadá, de los EEUU, de Europa y países árabes, incluyendo un miembro de la casa real saudí, en la misma escena que jefes militares.
Con cualquier evento de este tamaño es casi inevitable un poco de dirección de escena, pero fue el desenfrenado entusiasmo del público por más de seis horas que diferenció a este de otras conferencias políticas.
Cuando Ingrid Betancourt, una ex política franco-colombiana que pasó seis años secuestrada en la jungla por las FARC –las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia- presentó la historia de una joven quien visitaba semanalmente a su padre en prisión, la emoción en la sala se hizo palpable.
“La niña tenía ocho años y vivía en un valle en Irán cuando hombres en uniforme vinieron un día a ver a su padre” dijo Betancourt.
“Se lo llevaron ese día. Fue hace 18 años y la única vez que pudo ver a su padre fue en las visitas semanales a la prisión donde está todavía recluido. Espera, como muchas otras, en una fila al exterior de la prisión, ver a su padre por 20 minutos cada semana”.
La conferencia entonces mostró en video una seria de mensajes de apoyo de gente en Irán, con sus rostros cubiertos, cada uno portando una rosa roja como símbolo de libertad y adoptado como logo en este evento.
Fue entonces momento del discurso que todos estaban esperando: Maryam Rajavi, presidenta electa del CNRI.
En un discurso frecuentemente interrumpido por aplausos, afirmó que en el año desde que este régimen firmó un acuerdo nuclear con las potencias occidentales para aliviar las sanciones impuestas, no ha logrado salir de las crisis que le engullen y se ha sumergido en el pantano de la guerra siria.
La represión y la discriminación son moneda corriente junto a los arrestos, las ejecuciones y los ataques a los poblados kurdos.
Rajavi afirmó que la única solución real a los problemas de Irán es derrocar la actual “dictadura religiosa”.
“Ofrecemos una solución que es la única opción efectiva y la más indispensable y alcanzable: debe reconocerse el derecho del pueblo iraní a derrocar la dictadura religiosa y lograr libertad y democracia” dijo, agregando que también señalaría un paso adelante para Irán y para el mundo.
“Muchos representantes electos popularmente en todo el mundo así como altas personalidades y dignatarios de los Estados Unidos, Europa, Australia, Canada y Asia –quienes apoyan la libertad y la democracia en Irán- son testigos orgullosos de esta realidad”.
Rajavi agregó que los mulás de Irán y Daesh “leen del mismo libreto”.
“Ambos adoptan una ideología reaccionaria similar, diametralmente opuesta a las prístinas enseñanzas del Islam” dijo.
“Tiene un modus operandi similar en cuanto a barbarie y salvajismo. Necesitan el uno al otro para sobrevivir”.
“Por esta razón mientras continúe la ocupación del régimen a Siria, Irak y Yemen, no podremos confrontar efectivamente a Daesh”-
El plan de 10 puntos de la Sra. Rajavi para el futuro de Irán pide una democracia completa, igualdad entre hombres y mujeres, la abolición de la pena de muerte y la separación entre iglesia y estado.
Agregó: “no nos detendremos hasta el día en que los iraníes de toda persuasión y divergencia puedan unir sus manos para levantar la bandera de la victoria, la bandera de un Irán libre y democrático”