Shahriar Kia
Alrededor de estos días, el año pasado el pueblo de Irán salió a la calle en protestas contra el régimen. Los ciudadanos han estado continuamente protestando por la corrupción de sus líderes. Los líderes y funcionarios de todos los niveles están involucrados en prácticas corruptas y la gente quiere que se les haga responsables. A escala mundial, Irán es uno de los países más corruptos del mundo, especialmente en lo que respecta al lavado de dinero.
Los funcionarios del régimen también están comenzando a admitir que las prácticas corruptas están muy extendidas en Irán. Lo que hace que la situación sea especialmente frustrante es que la gente vive con servicios sociales muy malos, el poder de compra está disminuyendo rápidamente y la pobreza está aumentando. Sin embargo, una cosa que permanece constante es que los bolsillos de los funcionarios permanecen llenos.
Obviamente, debido a la naturaleza misma de la actividad corrupta, es imposible poner una cifra de cuando dinero se lava cada año, pero una cosa es segura: es una cantidad muy grande. El vicepresidente de la Cámara de Comercio iraní, Pedram Soltani, dijo que se han lavado unos 35.000 millones de dólares, pero otros sugieren que la cifra es mucho mayor.
Un asesor legal del presidente iraní ha dicho que la corrupción es parte del sistema. “El dinero del crimen organizado o del narcotráfico es ahora un elemento integral dentro del sistema bancario y no sabemos la fuente y el destino del dinero del crimen organizado”.
Otro tema importante es el contrabando. Se estima que casi la mitad de los bienes importados en Irán son traídos por contrabandistas.
Los funcionarios iraníes deben ser responsabilizados por permitir que esto suceda. El infame Cuerpo de la Guardia Revolucionaria Islámica tiene muchas preguntas que responder. Controla una gran parte de la economía del país y tiene mano libre para actuar.
El Ministro de Asuntos Exteriores de Irán, Mohammad Javad Zarif, admitió recientemente durante una entrevista con medios estatales que “el lavado de dinero es una realidad en nuestro país”. Añadió: “Conozco personas que, por ejemplo, obtuvieron una ganancia de 30 billones de tomans ($7 mil millones de dólares) en una transferencia”.
Pero otros funcionarios están a la defensiva tras los comentarios del ministro de Relaciones Exteriores. Karimi Ghoddoosi, miembro del Parlamento iraní, sugirió que las afirmaciones hechas por Zarif son exageradas y dijo que debería ser procesado si no puede aportar pruebas.
Otros sugirieron que Zarif no está calificado para comentar sobre la situación porque el lavado de dinero no tiene nada que ver con la política exterior, sino que es algo con lo que deben lidiar los encargados de asuntos internos.
Hay mucha discusión sobre el futuro del país con respecto a su cumplimiento con las regulaciones globales contra el lavado de dinero. Varios funcionarios están dispuestos a adoptar leyes que los lleven a cumplir con lo requerido por el Grupo de Acción Financiera (GAFI). El presidente del régimen, Hasán Rouhani, atrapado en un callejón sin salida y rodeado de crisis tras crisis como consecuencia de la corrupción y las sanciones, dijo que el país debe cumplir las normas, mientras que otros funcionarios están tratando de detener los proyectos de ley asociados. Eludir estas regulaciones globales no hará nada más que aislar a Irán.