CNRI – El lunes 12 de noviembre Rouhani envió al parlamento del régimen un proyecto de ley para adherir al país a la Convención Internacional Contra la Financiación del Terrorismo (CICFT), lo que una vez más se convirtió en tema de fuertes debates entre las dos bandas rivales del régimen.
El bando cercano al líder del régimen Ali Jamenei acusa a Rouhani de aprovecharse del desorden creado por el temblor de la noche anterior diciendo que “estábamos demasiado distraídos para oponernos a ese proyecto”.
Según la breve introducción de este proyecto: “la Convención es un documento para prevenir y contrarrestar diferentes tipos de terrorismo internacional a través de la supresión del financiamiento a grupos y organizaciones terroristas, adoptadas por consenso en la Asamblea General de Naciones Unidas”. Bajo esta definición, no sólo muchas de las acciones del régimen podrán ser catalogadas como terrorismo, sino que sus organizaciones y autoridades, como el comandante de las fuerzas Quds Ghassem Soleimani podrían también ser considerados como terroristas y ser objeto de sanciones.
En un artículo titulado “del terremoto de Kermanshah al causado por la CICFT”, el diario Kayhan cercano a Jamenei atacó al gobierno de Rouhani afirmando que “la semana pasada cuando el terremoto de Kermanshah ocupaba las portadas, pasaron de lado informes de un proyecto de ley que el presidente propuso para unirse al CICFT. Como todos estábamos concentrados en la tragedia de Kermanshah y en asistir a las víctimas, a esto se le puso menos atención, ¡sin ser conscientes de que la acción del gobierno era otro terremoto! Un terremoto causado por políticos actuando contra la seguridad nacional y sus intereses”.
Otro diario estatal digital escribe sobre el tema: “además de la extensión con la que se ha definido el ‘terrorismo’ en el CICFT, sus artículos 8, 9, 10, 11, 12 y 18 podrían fácilmente ser usados como excusa por parte de las potencias para acusar a Irán de negarse a adoptar las medidas necesarias para confiscar los bienes usados para financiar lo que ellos llaman grupos militares ilegales, y también por no juzgar y extraditar a los perpetuadores”. (Digital estatal Jahannews, 28 de noviembre 2017).
Kayhan escribió el 27 de noviembre que el parlamento del régimen no tiene la habilidad para lidiar con un tema tan complejo y un proyecto tan específico y es básicamente incapaz de entender la complejidad de los acuerdos y las salvaguardas legales internacionales, y “sólo votan según los intereses de sus facciones”.
También a este respecto Naghavi Hosseini, vocero de la comisión de seguridad del parlamento dijo: “tales convenciones son una espada de doble filo, pues si no prestamos atención y no nos guardamos nuestras precauciones, tales afiliaciones pueden ser usadas contra nosotros y ponernos en problemas, como las preocupaciones que teníamos cuando firmamos el FATF y confirmamos la Agenda 2030” (agencia de noticias estatal Mehr, 27 de noviembre de 2017).
En un artículo titulado “vinculándonos a otra convención contra nuestra seguridad nacional en medio del terremoto” la agencia estatal Afkarnews atacó al gobierno de Rouhani el pasado 28 de noviembre diciendo que “debido a sus consecuencias contra Irán, aceptar unirse a esta convención es ir en camino hacia la FATF, que es una definición de terrorismo en donde cabe de todo”.
“La amplísima definición de terrorismo de un lado y la designación del Hezbolá libanés como grupo terrorista por parte de la Liga Árabe, los Estados Unidos y otros países occidentales podría llevar al punto de que Irán sea acusado de violar la convención por su participación en el eje de la resistencia. El gobierno y el ministerio de exteriores han causado al país consecuencias series de seguridad ayudando a los enemigos jurados de la República Islámica a castigar Irán por su apoyo al Hezbolá libanés y a otros grupos en el eje de la resistencia”.
Horas antes el estatal Rajanews había titulado: “¿Cómo se prepara el gobierno para unirse a 10 convenciones internacionales en secreto?”.
“Un grupo en el país extrañamente está intentando facilitar la dominación extranjera sobre Irán a través de organizaciones y acuerdos internacionales. Esto es poco sabio y contra la constitución y el punto de vista del Líder. En general el enemigo intenta atar las manos y los pies de la República Islámica a través de acuerdos mentirosos y demagógicos, y acosa al país con nuevas obligaciones para impedir que progrese” (Diario digital estatal Rajanews, 24 de noviembre de 2017).
Los medios cercanos al bando de Rouhani, por otra parte, han señalado la necesidad de tomar más ‘cálices de veneno’ diciendo: “los opositores no se dan cuenta del hecho de que estos proyectos necesitan largos periodos de preparación y los procedimientos especializados necesarios ya llevan en curso desde hace un tiempo” asegurando implícitamente a los ‘línea dura’ que Jamenei mismo ya había dado una luz verde al proyecto. En un artículo titulado “Porqué los ‘línea dura’ están ansiosos con Irán uniéndose al CICFT” un digital alineado con el gobierno de Rouhani escribe: “el CICFT se ha convertido en el tema de una nueva ronda de ataques contra el gobierno. En la primera mitad de Noviembre el gobierno emitió un proyecto de ley para ratificar el CICFT para que el Parlamento lleve a cabo los procedimientos legales. Como lo indicó el discurso del Presidente ante el vocero del Parlamento, el Ministerio de Exteriores sugirió que Teherán adhiriese a la convención”
“Críticos acusan al gobierno de presentar el proyecto durante la semana en que el país estaba distraído por el temblor de Kermanshah. Los ‘línea dura’ se refieren al proyecto como ‘otro terremoto’. Los opositores no se dan cuenta de que estos proyectos necesitan largos periodos de preparación y los procedimientos especializados necesarios ya llevan en curso desde hace un tiempo, y solamente la aprobación del proyecto se dio en este tiempo complicado. Además, el gobierno ratificó la convención reservándose sus derechos, negándose a aceptar la muy amplia definición de terrorismo” (estatal Rooydad, 26 de noviembre de 2017).
Al final de la reunión entre las cabezas de las tres ramas del gobierno Rouhani mantuvo que las negociaciones serían la solución preferida por el régimen para resolver temas regionales, allanando el camino así a que el régimen deba tomar más ‘cálices de veneno’, esta vez, de veneno regional.