Mohammad Mohaddessin
Los jóvenes del levantamiento nacional están determinados a convertir la fiesta Charshanbeh Suri (la fiesta del fuego iraní) en un paso épico hacia el fin del siniestro régimen de los mulás.
En estos días se escuchan claro y fuerte los gritos de trabajadores, estudiantes y víctimas de estafas desde Teherán al Juzestán, a Isfahán, Arak y todo el país.
Todos los signos muestran que las manifestaciones y los levantamientos que tuvieron lugar en el país durante el mes de diciembre y comienzos de enero del 2018 continuarán a pesar de los actos criminales y represivos del régimen y a pesar de tener algunos momentos más fuertes y otros más débiles hasta que se consiga el momento del derrocamiento de la dictadura religiosa.
Las evidencias apuntan a que hemos llegado a la fase final de este régimen. Como lo ha dicho en repetidas ocasiones la Sra. Maryam Rajavi, presidenta electa de la Resistencia iraní, la situación no será nunca más como lo era antes del 28 de diciembre cuando las protestas empezaron. Una chispa es suficiente para encender la situación, y este hecho es tan claro que hasta los líderes del régimen clerical lo admiten.
El Ministro de Interior de Rouhani, Rahmani Fazli dijo el 11 de marzo que el “descontento” está tan extendido que “una chispa hará que arda” la situación.
“Las protestas alcanzaron más de 100 ciudades en una o dos noches y vimos conflictos en 42 ciudades… porque el nivel de descontento acumulado se ha elevado y se hizo público, y en donde fue posible, fue expresado. Revisando los incidentes sabemos que hubo factores que los iniciaron y desafortunadamente esos factores todavía existen” agregó.
El nivel de este levantamiento es tal que el régimen enfrenta una crisis interna y los efectos de esta crisis ya se ven en el centro mismo del poder del régimen: la guardia revolucionaria.
Mohammad Ali Jafari, comandante en jefe de la Guardia Revolucionaria dijo el 11 de marzo en una confesión sin precedentes que “la situación interna de la Guardia Revolucionaria preocupa a sus líderes, necesitamos una mayor espiritualidad y una moral jihadista”.
La “Charshanbeh Suri” es una pesadilla para el régimen que teme otro levantamiento. A esta fiesta se suma el llamado de la dirigencia de los Muyahidines del Pueblo a levantarse contra la dictadura religiosa.
Los comandantes de la Guardia Revolucionaria, la policía, el sistema judicial y los agentes de Rouhani acuden a amenazas e intimidaciones en sus esfuerzos por impedir que los jóvenes participen en la fiesta del fuego y la conviertan en un nuevo levantamiento.
El aparato represivo acude a una ridícula intimidación y anuncian capturas y allanamientos de toneladas de fuegos artificiales mientras amenazan a quienes los venden con arrestos y castigos.
Mientras Jamenei ha emitido ridículas fatwas religiosas en años recientes diciendo que la fiesta del fuego no tiene “una base religiosa”, “hace mucho daño” y “es apropiado evitarla” (agencia estatal IRNA, 14 de marzo de 2009) el 10 de marzo de este año Mohammad Jafar Montazeri, Fiscal General del régimen de los mulás quitó las excusas y hablando directamente del problema dijo que el régimen no se opone en principio a la fiesta y no puede ni debe luchar contra una ceremonia tan antigua, pero dice que esta celebración hace parte de un proyecto que intenta “derribar a la República Islámica de Irán”.
Si, los jóvenes del levantamiento nacional están determinados en hacer de la fiesta del fuego iraní un paso cualitativo hacia el final del régimen y de seguro lo lograrán.
Mohammad Mohaddessin, presidente del Comité de Asuntos Exteriores del CNRI