CNRI – El régimen iraní ahorcó un prisionero en público en la plaza Kouzehgari de la ciudad de Shiraz el pasado miércoles 19. Otros dos prisioneros habían sido ahorcados en esta misma plaza el día 13 de febrero.
Al reportar los ahorcamientos públicos del miércoles, la cadena estatal de noticias Mehr –afiliada al Ministerio de Inteligencia y Seguridad del régimen- afirmó que otro prisionero había sido condenado al bárbaro castigo de “amputación de una mano y un pie”.
El número de ejecuciones registradas desde el comienzo del 2014 ha alcanzado la cifra de 134, 32 de las cuales se llevaron a cabo en el lapso de menos de una semana tras las protestas de Bakhtiaris en varias ciudades en todo el país. Las ejecuciones tienen como fin intensificar el terror para prevenir la propagación del levantamiento.
En los muchos años de infructuosas negociaciones de nunca acabar con el régimen iraní sobre el tema nuclear, Occidente ha cerrado sus ojos ante la violación de los derechos humanos en Irán y la escalada de ejecuciones y castigos salvajes como las amputaciones de pies y manos.
El silencio y la inacción frente a una opresión creciente desde que Hassan Rouhani se posesionó, a pesar de cualquier excusa, han dado valor al régimen para continuar con sus atrocidades inhumanas.
La Resistencia Iraní señala la necesidad de referir el caso de las sistemáticas violaciones a los derechos humanos en Irán al Concejo de Seguridad de Naciones Unidas.