InfoBae – Por: Alejo Vidal-Quadras
El título de este artículo es el lema que corearon los más de cien mil asistentes a la magna reunión anual de la oposición democrática iraní en el exilio organizada por el Consejo Nacional de Resistencia de Irán (CNRI) en el recinto de convenciones de Villepinte al norte de París el pasado 13 de junio. Los centenares de invitados que acudimos a este impresionante encuentro procedentes de los cinco continentes, representantes de diferentes corrientes políticas y sociales, tuvimos ocasión una vez más de vivir un acontecimiento realmente notable por el enorme número de participantes, la vibrante atmósfera de entusiasmo y motivación reinante y la nutrida presencia de relevantes figuras internacionales, entre las que figuraban, por citar unos pocos, el ex alcalde de Nueva York, Rudolf Giuliani, el ex vicepresidente de Comisión Europea, Günther Verheugen, el ex ministro de Asuntos Exteriores de Francia, Bernard Kouchner, la ex presidenta del Bundestag, Rita Süssmuth, la ex vicepresidenta del Gobierno de España, María Teresa Fernández de la Vega, e Ingrid Betancourt. También se proyectaron videos de apoyo de políticos en activo tan influyentes como el actual presidente de la Comisión de Asuntos Exteriores de la Cámara de Representantes de los Estados Unidos, Ed Royce, o el presidente de la Comisión de Servicios Armados del Senado, John McCain.
Esta masiva concentración en torno a Maryam Rajavi, la presidenta del CNRI, demuestra que existe una alternativa democrática al inicuo régimen teocrático imperante en Teherán, dotada de una fuerza, organización, experiencia y soporte a nivel mundial de tal importancia que hacen de ella la mejor y más creíble opción de cambio para Irán. Por ello resulta asombroso que un movimiento de semejante envergadura sea sistemáticamente ignorado, cuando no hostilizado, por los Gobiernos occidentales, siempre prisioneros de su miedo, de sus intereses a corto plazo y de su ingenua fe en la posibilidad de negociar con la dictadura de los ayatolás.Todos los oradores que intervinieron en el acto coincidieron en señalar que el acuerdo sobre el programa nuclear iraní, si al final se firmaba, sería papel mojado teniendo en cuenta el historial de mentiras y falsedades del régimen, y que contar con Irán como aliado en el combate contra el Estado Islámico constituye un error monumental porque tan o más peligroso que el fundamentalismo terrorista de las huestes de Al-Bagdadi es una posible hegemonía en Oriente Medio de un califato chiíta encabezado por el Líder Supremo iraní, con el agravante de que este último estaría previsiblemente equipado con armas nucleares. La ceguera al insistir en la vía del apaciguamiento de la agresiva clase dirigente jomeinista mediante concesiones, renunciando a continuar con la presión diplomática, las sanciones y la exigencia en el campo de los derechos humanos, sólo conducirá, en opinión de las muchas voces que sonaron en el inmenso espacio repleto de iraníes deseosos de libertad, al cumplimiento de los perversos objetivos de Jamenei, Rouhani y sus secuaces.
Ni el nazismo ni el estalinismo fueron derrotados gracias al diálogo y a la blandenguería, sino con firme determinación, coraje y sacrificio. La segunda guerra de Irak fue un error monumental y eligió el enemigo equivocado en el momento inadecuado y de aquellos polvos vienen los lodos en los que ahora nos encontramos atrapados. Por eso sería imperdonable ignorar las lecciones de la Historia y tomar de nuevo el camino que desemboca en el despeñadero. El régimen iraní está jugando sus cartas con astucia y los Gobiernos norteamericano y europeos parecen incapaces de percibirlo. Es evidente que el eventual acuerdo sobre el programa nuclear únicamente será una forma de ganar tiempo por parte de Irán, que recibirá, al descongelarse sus activos en el extranjero, ciento cincuenta mil millones de dólares que inmediatamente le permitirán seguir financiando a Hamas y a Hezbolá, así como redoblar sus acciones intrusivas en Irak, Siria y Yemen con vistas a un completo dominio de la región. Ni que decir tiene que tras este refuerzo las medidas represivas en el interior de Irán se recrudecerán incrementando el ya terrible sufrimiento de opositores, minorías y mujeres.
Ojalá la llamada de atención tan vigorosamente lanzada desde Villepinte hace dos semanas sirva para que los responsables directos de la política estadounidense y europea respecto al régimen iraní reorienten positivamente su hasta la fecha inoperante estrategia. Los hechos son incuestionables, las herramientas están disponibles y el pasado nos explica el presente y nos anuncia el futuro. Basta con hacer algo tan sencillo y quizá por ello tan difícil como entender lo que pasa y actuar en consecuencia.