– Diplomático terrorista del régimen iraní Assadollah Assadi
El jueves pasado un grupo políticamente diverso de legisladores europeos y estadounidenses se unió a una conferencia en línea organizada por el Consejo Nacional de la Resistencia de Irán (CNRI). Al advertir sobre el terrorismo del régimen iraní, los participantes de este evento instaron al gobierno europeo a ejercer una presión integral y multilateral sobre el régimen.
El mensaje general es digno de atención bajo cualquier circunstancia. El evento se centró en discutir los detalles y las implicaciones del ataque frustrado del régimen en 2018.
De haber fructificado el complot de los mulás habría implicado la detonación de un artefacto explosivo en la reunión anual “Irán libre” del CNRI en París. Entre sus víctimas potenciales se encontraban no solo más de 100.000 participantes, sino también la presidenta electa del CNRI, la Sra. Maryam Rajavi y una amplia gama de dignatarios internacionales, incluidos muchos de los mismos dignatarios de alto perfil que participaron en la conferencia del jueves pasado.
El número teórico de muertos es muy significativo por derecho propio. Pero lo hace aún más el hecho de que el individuo a cargo del complot era un diplomático-terrorista iraní de alto rango, que estaba destinado en la embajada del régimen en Viena en el momento de la manifestación en las afueras de París. Ese diplomático terrorista, Assadollah Assadi, entregó personalmente el material explosivo y el detonador a dos de sus agentes, mientras que un tercero se infiltraba en el lugar objetivo.
En retrospectiva, la cercanía de Assadi con el ataque no fue una sorpresa, dado que había sido identificado como el “oficial de inteligencia más importante de Irán en Europa”, según John Sano, ex subdirector del Servicio Nacional Clandestino (programa de la CIA) en Estados Unidos. El discurso de Sano en la conferencia del CNRI también señaló que Assadi había “previamente pasado una cantidad considerable de tiempo en Irak, apuntando al MEK [y] apuntando a las fuerzas militares estadounidenses en la región”.
El MEK, u Organización de Muyahidines del Pueblo de Irán, ha sido reconocida durante mucho tiempo como la voz principal de la democracia en Irán. El potencial del MEK para liderar el derrocamiento del régimen teocrático se hizo más reconocible a partir de fines de 2017, dado su papel como fuerza impulsora detrás de un levantamiento nacional que incluía llamados explícitos para un cambio de régimen.
Ese levantamiento inicial se fracturó bajo la presión violenta de las autoridades del régimen, pero también desató una serie de protestas localizadas que se prolongaron meses después. Esto, a su vez, preparó el escenario para un levantamiento nacional aún más extenso en noviembre de 2019, ya que los iraníes de orígenes dispares reaccionaron con indignación al anuncio de aumentos en el precio de la gasolina y renovaron los lemas anti-régimen del movimiento anterior.
Fue en respuesta al primer levantamiento que los altos funcionarios del régimen iraní aceptaron los riesgos asociados con la planificación de un ataque terrorista en suelo occidental. Fue debido al papel rector del MEK en ese levantamiento que esas autoridades entregaron la tarea a alguien que tenía experiencia previa en el trato con el principal movimiento de oposición. Dado que la caída del régimen, debido al levantamiento del pueblo se hace más clara y persiste incluso hoy, la comunidad internacional debe ser consciente del potencial que existe para más complots terroristas en la misma línea que la que fue frustrada en junio de 2018.
De hecho, el autor intelectual de ese complot hizo un esfuerzo deliberado para subrayar ese potencial tras su arresto. Mientras era interrogado por las autoridades belgas, Assadi destacó el terrorismo del régimen en el Medio Oriente en general y especuló que había una serie de grupos terroristas observando su caso y listos para lanzar nuevos ataques en suelo occidental si descubrían que Bruselas “no los apoyaba” dejando libre al acusado.
Para los participantes en la conferencia del jueves, este intento de chantaje fue una prueba especialmente poderosa de las conclusiones que ya habían estado promoviendo durante años, no solo con respecto al régimen iraní sino también con respecto a los enfoques occidentales de la política hacia Irán. “El caso revela mucho sobre la naturaleza de la teocracia iraní”, dijo el ex ministro de Relaciones Exteriores italiano Giulio Terzi, y agregó: “No podemos esperar más para implementar una estrategia de máxima presión contra este régimen de asesinos”.
Esa estrategia contrasta con lo que muchos oradores, incluida la Sra. Rajavi, describieron como una tendencia histórica hacia el apaciguamiento por parte de los políticos occidentales. “La política de apaciguamiento ha envalentonado enormemente al régimen durante los últimos 40 años”, dijo la Sra. Rajavi antes de señalar específicamente las amenazas de Assadi como un excelente ejemplo de funcionarios iraníes que expresan una expectativa de impunidad.
El juicio de Assadi está actualmente programado para el 27 de noviembre y se espera que el veredicto y la sentencia se anuncien solo unos días después.
John Sano declaró que un veredicto de culpabilidad parece inevitable, pero también se unió a sus compañeros oradores para enfatizar que el castigo legal para el diplomático terrorista solitario no sería suficiente. “Debería haber indignación internacional y un plan más completo para mitigar y erradicar el [Ministerio de Inteligencia y Seguridad de Irán]”, dijo, y señaló que este Ministerio ha sido designado oficialmente como una organización terrorista extranjera en los Estados Unidos y debería ser sujeto a designación similar por la UE.
Robert Joseph, ex subsecretario de control de armas y seguridad internacional en el Departamento de Estado de Estados Unidos, fue uno de los que utilizaron la conferencia del jueves para argumentar que es inútil perseguir cualquier tipo de relación productiva con el actual régimen iraní, especialmente a raíz de la trama terrorista de 2018. Según él, ese complot ofrece una serie de lecciones sobre la naturaleza del régimen, incluido el hecho de que recurre fácilmente a “actos de asesinato en masa” y que actualmente lo hace como resultado de una “desesperación fundamental” en la cara de la escalada de disturbios domésticos.
El embajador Joseph subrayó que los disturbios internos deberían ir acompañados de una presión mucho mayor sobre el régimen desde el exterior. Específicamente, dijo, esta presión debería surgir del reconocimiento de que el régimen iraní “no es un régimen con el que podamos hacer negocios”, que “no se volverá más moderado ni se convertirá en un actor responsable que respete las normas internacionales”, y que ha “perdido toda legitimidad con su propia gente”.
Todas estas conclusiones son evidentes en el caso Assadi. La conferencia del jueves y sus participantes concluyeron que esto debería tener consecuencias no solo para los perpetradores del ataque terrorista de 2018, sino también para todo el sistema que hizo realidad esos planes y que trata el terrorismo como una herramienta más en su política exterior.