CNRI- Una prisionera fue azotada 100 veces hasta sangrar, tras lo cual fue en la más reciente brutal ejecución en Irán.
Giti Marami, de 34 años –madre de una hija- sufrió el castigo con látigo y después la muerte en la prisión Varamin Gharechack el miércoles 21 de mayo.
Su esposo también enfrenta una sentencia a muerte tras estar 13 años en prisión, según reportes.
Otros seis prisioneros han sido ahorcados entre el 18 y el 21 de mayo –dos en la ciudad de Hamedan, otros dos acusados de espionaje en la prisión Evin de Teherán, otro, Allahnazar Shibak, de 35 años en la prisión central de Zahedan en el sudeste iraní y otro más en la prisión Khorram-abad en el oeste del país-.
La avalancha de asesinatos por parte del estado llega de la mano con el anuncio el pasado 21 de mayo del Comandante de Seguridad de la provincia de Fars, Sirous Sajjadian, de la implementación del represivo “Plan de Fomento de la Seguridad Pública” –parte de una represión masiva a las libertades civiles con vista a la elección de junio-.
Sajjadian advirtió “Aquellos que amenacen el orden público y la seguridad, maleantes, traficantes de drogas, y mujeres con vestimenta inapropiada serán duramente tratados”
Arrestos y ejecuciones de oponentes al régimen bajo el pretexto de ser “maleantes” o “traficantes de drogas” han sido normales en la dictadura durante más de tres décadas.