The Washington Times – Embassy Raw – 18 julio 2013 – por James Morrison
Un ex oficial de Naciones Unidas que acusó a su anterior jefe de esconder abusos a los derechos humanos contra disidentes en Irak está buscando ayuda en Washington para los exiliados, mientras Bagdad los presiona para regresar a Irán donde enfrentarían la ejecución por traición.
La misión de Naciones Unidas en Irak está cooperando con Bagdad para hacer la vida de estos iraníes tan miserable en este campo sobrepoblado que voluntariamente se irán a casa, dice Tahara Boumedra, el más alto oficial de Naciones Unidas para los derechos humanos en Irak entre 2009 y 2011, cuando renunció en protesta.
“El propósito real es desmantelar el MeK”, dijo sobre más de 3.100 miembros del Mujahedeen-e-Klag, el antiguo brazo armado del Concejo Nacional de la Resistencia Iraní, basado en París.
“La meta final es presionar a esta gente para regresar a su país” le dijo a Embassy Row el jueves.
El Sr. Boumedra afirmó que oficiales de Naciones Unidas estaban al tanto de un plan para arrestar líderes del MeK y expulsar a otros. Este fue discutido en reuniones a los que asistió con otros funcionarios de Naciones Unidas, representantes del Primer Ministro Iraquí Nouri al-Maliki y el embajador de Irán en Irak. Irán ha presionado a al-Maliki para deportar a los disidentes, quienes han sido un objetivo del régimen iraní por más de tres décadas.
El Sr. Boumedra acusó al gobierno iraquí de deliberadamente mantener condiciones de precariedad en el Campo Liberty de Bagdad.
“Los Iraquís dicen: ‘Deben sufrir e irse’” afirmó.
El Sr. Boumedra se reunió esta semana con importantes miembros del Congreso, incluyendo a la Representante Ileana Ros-Lethinen republicana de la Florida y líder del subcomité de Relaciones Exteriores para el Medio Oriente y África del Norte de la Cámara de Representantes.
Dijo que la Sra. Ros-Lethinen comparte su preocupación por el destino de los disidentes, quienes entregaron sus armas a las fuerzas estadounidenses que derrocaron al dictador Saddam Hussein en el 2003.
El Sr. Boumedra acusa a Martin Kobler, un diplomático alemán quien ha dirigido la oficina de Naciones Unidas en Irak desde el 2011, de retrasar el proceso de aprobación de estatus de refugiado de Naciones Unidas para los residentes.
El estatus de Naciones Unidas haría más fácil que otras naciones los acepten.
El Sr. Kobler, quien será transferido a otra misión de Naciones Unidas al final del mes, acusó esta semana a los líderes de los disidentes de desalentarlos de registrarse con los oficiales de Naciones Unidas y de someterse a entrevistas para determinar si cumplen con los requisitos de refugiado.
El Sr. Boumedra anotó que más de 1.600 han hecho este proceso, pero los otros detuvieron sus reuniones con los oficiales de Naciones Unidas tras los ataques de las tropas iraquíes al campo. La oficina de N.U. no ha logrado una etapa final llamada “adjudicación”, afirmó.
“Se registraron. Fueron entrevistados, pero Kobler se rehúsa a completar el proceso” dijo Boumedra.
Jared Kotler, vocero de la oficina de Asuntos Políticos de Naciones Unidas, rechazó las acusaciones del Sr. Boumedra como “desinformación”.
Naciones Unidas hizo un llamado esta semana a Bagdad para que proteja a los disidentes, urgió a los iraníes a cooperar con el proceso de completar el estatus de refugiados, y realizó un llamado a otros países a aceptarlos.
“No habrá solución pacífica y duradera para los residentes sin una oportunidad de reubicación fuera de Irak” dijo Martin Nesirky, vocero del Secretario General de Naciones Unidas, Ban Ki-moon.
Cuando llegó por primera vez a Bagdad en el 2009, el Sr. Boumedra descubrió un mundo enclaustrado de diplomáticos extranjeros confinados en un área extremadamente protegida de la capital conocida como la “Zona Verde”. Estos nunca salían este enclave de 6 kilómetros cuadrados sin un guardia armado.
También encontró un depósito de agua que los diplomáticos llamaban el “Bar Encubierto”, donde los rumores corrían tan rápido como las bebidas.
El Sr. Boumedra, quien era el contacto de Naciones Unidas con los disidentes iraníes, recordó que los diplomáticos rumoreaban sobre el “peligroso grupo terrorista”.
“Pero con el pasar de los meses, los años, 24/7, a través de e-mails, visitas [al campo de los disidentes] mis ojos se abrieron” dijo. “Los disidentes nunca me mintieron. Los iraquíes estaban constantemente inventando falsas acusaciones contra ellos.”
Recordó una visita a un hospital fuera de la Zona Verde donde se encontró con disidentes quienes se apartaron a la fuerza de los guardias iraquíes para quejarse ante el por los pobres servicios médicos.
Pero, al regresar, al “Bar Encubierto”, su visita al hospital se había convertido en una historia sobre un intento de secuestrarlo.
• Embassy Row se publica los Lunes, Miércoles y Viernes. James Morrison puede ser contactado a través de [email protected] o @EmbassyRow
Fuente al articulo original en inglés