La más grande purga en el pináculo del régimen, multiplicación de grietas en su base y la aceleración del derrocamiento del régimen
La eliminación de la candidatura de Akbar Hashemi Rafsanjani en la pantomima de elección tras la directiva personal del Líder Supremo Ali Khamenei demuestra la enorme ruptura y la purga interna extrema que se lleva a cabo en el pináculo del régimen de los mullahs. Agrava más la situación el hecho que Khamenei haya recurrido a la eliminación de Esfandiar Rahim Mashaei, cabeza del gabinete de Ahmadinejad y su aliado más cercano.
Mientras va a tomar tiempo para que se manifieste la totalidad del impacto de esta purga, algunas de sus consecuencias se pueden predecir desde ahora.
Lo que está más que claro es que estamos ante dos purgas mayúsculas, que hacen que la base de poder del régimen se haga más débil y vulnerable. Esto se debe a que
– Rafsanjani jugó un papel decisivo en promulgar a Khamenei hasta la posición de Líder Supremo. Rafsanjani fue nombrado personalmente por Khamenei como cabeza del Concejo de Discernimiento, y en tanto miembro de la Asamblea de Expertos, tiene voz respecto a la aptitud del Líder Supremo en el marco del régimen clerical. Por tanto, su eliminación resulta escandalosa y desacredita y deslegitima el régimen en su conjunto, incluso en sus círculos más cerrados. Khamenei, quien a pesar de todas las amenazas e intimidaciones no logró prevenir que Rafsanjani y Mashaei se presentaran como candidatos, se vio obligado a la desgracia de eliminarlos de la competencia.
– El equipo Ahmadinejad-Mashaei tuvo el control sobre la maquinaria ejecutiva durante ocho años. En este papel, pudieron ejercer su hegemonía sobre una enorme proporción de la burocracia del régimen, y la eliminación de Mashaei tendrá graves consecuencias para el régimen en su conjunto.
– El rechazo de las candidaturas de Rafsanjani y Mashaei extenderá irreparablemente la discordia entre facciones y las fisuras al interior de la base del movimiento, y eventualmente podría resultar en consecuencias incontrolables para el régimen en su conjunto
El resultad de esta purga es el aumento como nunca antes de las tensiones y desacuerdos internos, facilitando así la desintegración y caída del régimen. Esta acción fue un suicido político inevitable de Khamenei. Khamenei se vió obligado a elegir entre dos escenarios nefastos: la eliminación de la candidatura de Rafsanjani y aceptar sus consecuencias, como el aceleramiento de la caída del régimen, o aceptar a Rafsanjani y compartir su poder con él, lo cual también habría promulgado la desintegración del régimen.
Khamenei eligió la primera opción, y al acudir a la eliminación, la purga y la represión, pretende evadir la caída inevitable. Esto es exactamente lo que Khamenei ha intentado al reclamar los réditos de cada evento regional e internacional, pero las ganancias inesperadas de la guerra de Kuwait en 1991, la guerra de Afganistán de 2001 y la invasión a Iraq en el 2003 han disminuido, y mientras el régimen se centraliza cada vez más, se acelera su derrocamiento.
Las conclusiones que se pueden sacar de la eliminación de las candidaturas de Rafsanjani y Mashaei:
– La teocracia en el poder ha llegado a su fase final. Ha demostrado una vez más que no existen soluciones al interior del régimen y afirma la legitimidad y necesidad del derrocamiento y el boicot a sus elecciones, ideas sobre las cuales la resistencia iraní viene insistiendo hace tiempos. Las elecciones no tienen ningún significado en este régimen, y todo el poder está bajo control de Vali-Faqih, el Líder Supremo quien no le rinde cuentas a nadie ni ninguna autoridad.
– La solución se encuentra afuera del régimen, en la oposición democrática y legítima, como el Consejo Nacional de la Resistencia Iraní y la Organización de los Mojahedines del Pueblo de Irán quienes por años han reiterado que este régimen no puede ser reformado y debe ser derrocado. Quien esté interesado en el fin de la crisis en Irán y procure establecer la paz y la tranquilidad en la región, así como la democracia en Irán, debe apoyar esta oposición.
– Cualquier tipo de compromiso con este régimen solo serviría para empeorar la opresión al pueblo iraní, fomentar el intento por hacerse a armas nucleares, y la exportación del fundamentalismo y terrorismo avivando así los fuegos de guerra en la región por parte de los mullahs fundamentalistas y reaccionarios.
– Es evidente desde ahora que después de las elecciones Khamenei reivindicará que 50 millones de iraníes participaron en ellas, pero la realidad es que la farsa resultará en una ciudadanía reacia que boicoteará las elecciones unánimemente.
– El mayor encuentro de iraníes por fuera de Irán, el sábado 22 de junio en París es una ilustración clara de la elección del pueblo iraní. Aquellos que tomarán parte en el evento del 22 de junio reflejarán los deseos de la mayoría de la sociedad iraní. Durante los días pasados y tomando grandes riesgos, residentes de Teherán y otras ciudades importantes han estado escribiendo graffitis como “mi voto es por el derrocamiento del régimen” y expresando su posición respecto a estas elecciones ilegítimas. Los expatriados reflejan las voces de aquellos que están en Irán con su gran reunión del 22 de Junio.