El MUndo – GARI DURÁN – 23/06/2013 – p. 32 – MUNDO
Por tercera vez en este año acudo a un acto organizado por la Resistencia Iraní. Es probable que desconozcan la existencia de este grupo y, desde luego, imposible que lo relacionen con las últimas elecciones iraníes. Respecto a esta última cuestión, la razón es bien sencilla: no han concurrido a las mismas. ¿El motivo? No ha sido precisamente la falta de interés, más bien el hecho de que su mera presencia en el país les hubiese supuesto la cárcel o la muerte. Por eso, el principal grupo opositor iraní carece de representación política en su país y sus miembros se ven obligados a vivir en el exilio. Y así, desde hace 10 años, cuando llega el final de junio, esa amplia diáspora que alcanza desde Europa a EEUU y Canadá, se reúne en París para reafirmar su compromiso con la libertad y hacer votos para que la democracia llegue finalmente a Irán.
Decía al inicio, que es la tercera vez que me implico en un acto organizado por la Resistencia Iraní. La primera fue el pasado 9 de marzo con ocasión del Día de la Mujer. En esa ocasión conocí de primera mano un hecho que resulta sorprendente en este marasmo de primaveras árabes devenidas en otoños del integrismo islámico. Su líder, Mariam Rajavi, una mujer bella y menuda, con una enorme fuerza interior, fue desgranando los 10 puntos en los que se basa su programa de gobierno. Uno tras otro, los reconocí como aquellos que firmaría, sin dudarlo, cualquier demócrata convencido: elecciones libres, libertad religiosa, igualdad entre el hombre y la mujer, separación del ámbito religioso y del político, respeto a las minorías o abandono del programa nuclear. Un programa, un compromiso, algo reconocible, nada que ver, por tanto con las revoluciones con las que se han derrocado los regímenes de la zona y que acogimos con entusiasmo, desconociéndolo todo de los opositores y de sus intenciones.
La segunda vez, acudí al Parlamento Europeo para apoyar la cuestión más acuciante para la resistencia iraní: la situación de los refugiados de Campo Liberty. Se trata de miles de exiliados en territorio iraquí, a los que la ONU obligó a trasladarse desde Campo Ashraf, su hogar durante 26 años, a otro campo sin la menor medida de seguridad ¿El resultado? Tres bombardeos con misiles en cuatro meses, muertos, heridos, la indiferencia de la ONU y la complicidad del régimen iraquí.
Hoy estoy aquí de nuevo, acompañada por más de 600 dignatarios de 47 países, ante el fervor de los más de 100.000 exiliados iraníes. En el ambiente, la esperanza de que, algún día todos ellos puedan volver a un Irán libre.
Gari Durán es senadora del Partido Popular