Aterrado por la ira y el odio que les profesa el pueblo iraní, el régimen criminal de los mulás ha intensificado la represión, la tortura y las ejecuciones en un intento desesperado por aterrorizar al público y evitar el estallido de protestas y levantamientos. Al menos 31 prisioneros han sido ahorcados en varias ciudades iraníes solo en los últimos 30 días, lo que eleva a al menos 141 el número de ejecuciones después de que Ebrahim Raisi y Gholam Hossein Mohseni Eje’i se convirtieron en presidente y jefe de la judicatura, respectivamente el pasado 21 de julio de 2021.
El 19 de octubre, Ali Mohammad Mohammadi, de 45 años y su hermano Eslam Mohammadi, de 38, originarios de Ramhormoz, fueron ejecutados en la prisión de Sepidar en Ahvaz. Conmocionada por su ejecución, su madre murió de un infarto. Los vecinos de Ramhormoz protestaron por este acto delictivo pero las fuerzas represivas los atacaron brutalmente, hiriendo y deteniendo a un grupo de ellos. El 20 de octubre, en otro acto criminal, un prisionero baluchi fue ahorcado en la Prisión Central de Zahedán a pesar de estar 80% ciego. La Resistencia iraní insta una vez más a las Naciones Unidas y a todas las organizaciones de derechos humanos a tomar medidas urgentes para detener las ejecuciones arbitrarias y criminales en Irán. Las flagrantes violaciones de los derechos humanos en Irán deben ser remitidas al Consejo de Seguridad de la ONU, y los líderes del régimen deben ser llevados ante la justicia por cuatro décadas de crímenes de lesa humanidad y genocidio.
Secretariado del Consejo Nacional de la Resistencia de Irán (CNRI)
24 de octubre de 2021